Caminé por el jardín, mientras tanto me regañaba mentalmente por lo sucedido instantes antes con Sebastian, sin querer comencé a recordar cosas, algunas situaciones que me hicieron... suspirar, al darme cuenta de aquello negué con la cabeza intentando alejar todo eso de mi mente. Escuché que me gritaban desde una cierta distancia, fijé mi mirada hacia la persona que me llamaba, era James quien venía corriendo en dirección a donde me encontraba.
—¡Señorita... Amélie! —dijo agitado.
—¿Qué sucede? —Lo miré confundida, esperé a que tomara un poco de aire para que pudiera hablar.
—Su perro Ares, está ladrando demasiado. —Lo miré con el ceño fruncido. «¿Solo es eso?» pensé, comenzaba a creer que era algo grave.
—¿Acaso no pueden silenciarlo? —Me coloqué la mano derecha a la cadera, eso realmente era algo bastante sencillo como para que no pudieran hacerlo, James se rascó la cabeza con nerviosismo.
—Ya lo intentamos joven ama, pero sigue ladrando. —Rodé los ojos, después le hice una señal para que me siguiera hasta la mansión, los ladridos provenían de la habitación de Molly. «¿Otra vez?» pensé, antes de entrar escuché su voz, no quería dudar de ella, después de todo es una niña y cualquier cosa podría hacer que Ares ladrara, aunque sus ladridos eran más a la defensiva.
—Por favor, deja de ladrar Ares —decía ella con un tono de serenidad y paciencia —. Pluto, ¿qué haces aquí? te dije que te quedaras.
¿Pluto?, esto es muy extraño ¿con quién rayos habla?, Ares seguía ladrando sin detenerse porque había algo que a él no le gustaba. Decidí entrar junto con James, no podía creer lo que veía, James soltó un grito de susto y a pesar de que estaba asustado se puso frente a mi.
—Molly, quítate de la ventana —le ordené a ella, en la ventana estaba de nuevo el perro demonio que nos atacó en el campamento, ¿cómo es que llegó aquí?
—Amélie, Pluto no es malo. —Jaló levemente de mi blusa, la miré confundida así que me incliné un poco para quedar a su altura, su mirada me pareció preocupada.
—¿Lo conoces? —le pregunté, ella asintió con la cabeza para después mirarlo —. ¿Cómo es que lo conociste?
Al parecer no quería decirme nada, pero después tomó valor y me relató todo.
~ Flash back ~
Vivía con mis abuelitos después de que me dijeron que mis papás no regresarían por mí, yo quería mucho a mis abuelitos y me gustaba vivir con ellos, pero no me querían, me decían que era un estorbo para ellos y que debí haber muerto yo en lugar de mis papás. Me maltrataban y me dejaban encerrada en un cuarto oscuro, pasaba días ahí sin comer nada, hasta que un día me sacaron de allí.
—¡Vamos, camina! iremos a un lugar. —Me agarraron del brazo muy fuerte para sacarme. No decía nada ya que si lo hacía me pegarían, me cargó y me lanzó dentro del coche, conmigo siempre llevaba a Zero, mi conejo, mi papá me lo regaló en navidad y era el único que me acompañaba. El coche avanzó, fue un largo viaje hasta que llegamos a un bosque.
—¡Baja! —me gritó mi abuelita. Hice lo que me dijo, veía todo el lugar y no había nadie, estábamos a la mitad del bosque.
—¿No bajarán abuelitos? —pregunté alegre, pensaba que a partir de ese día todo cambiaría. No me contestaron, solo cerraron la puerta y se marcharon sin mí.
—¡Abuelo, abuela! ¡no se vayan! —les gritaba mientras corría, pero no me hicieron caso solo... desaparecieron. Abracé con fuerza a Zero y lloré, ahora estaba sola, caminé sin ningún rumbo tratando de buscar un camino a casa, pero no lo encontré, mientras caminaba mi pie se atoró en un hoyo, cuando lo saqué me caí y lloré con más fuerza.
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Enamorada de un endemoniado mayordomo.
FanfictionElla era una joven que llevaba una vida normal antes de que sus padres y su pequeño hermano fueran asesinados, al encontrarse en medio de la desesperación, decide realizar un contrato con un demonio, aunque no con cualquier demonio; Sebastian Micha...