Sentía la brisa del viento pasar con delicadeza sobre mi rostro, revolviendo completamente mi cabello suelto, me encontraba sentada, vestida con un vestido corto de tirantes y de color blanco, mis pies estaban descalzos y en ellos sentía el césped. Alrededor de mí se hallaban miles de flores, pero sí especificaba el tipo de flor que veía, podía decir eran mis favoritas, el cielo se veía despejado mientras los rayos del sol me brindaban de su calor, no comprendía el porqué estaba en este lugar, no había nadie en mi alrededor, solo yo... una melodía comenzó a escucharse a lo lejos, así que decidí pararme para ver de qué se trataba, miraba para todos lados, pero nada, mientras tanto aquella melodía se acercaba más a mí... era una melodía hermosa como si se tratara de una caja musical, aunque en mi me hacía sentir una profunda tristeza, recordaba aquella melodía.
Me di la vuelta cuando la escuché muy cerca, era una pequeña niña pelirroja de ojos verdes, ya la había visto antes, pero no lograba recordarlo, ella traía aquella caja musical, solo mantenía la mirada fija en mí, dedicándome una sonrisa la cual era bastante sincera, de un momento a otro esa niña me tomó de la mano para comenzar caminar y quería preguntar ¿por qué lo hacía?, pero ella mantenía mi mano sujeta llevándome sin rumbo alguno, cuando volví a verla, esa niña ya no era la misma, ahora era una chica de cabello blanco, largo y ondulado y sus ojos eran violetas, aparentaba mi misma edad, aunque no estaba segura de que se tratara de aquella niña pelirroja de al principio, pero al ver que ella traía la caja musical supe que sí lo era. Seguimos caminando sin rumbo alguno, aquella melodía seguía repitiéndose y no podía entablar una conversación, por más que intentara hablar mi voz no salía y a lo lejos divisé a tres personas que se encontraban de espaldas se trataba de un hombre, una mujer y... un niño.
—Amélie —habló aquella chica —. Aquí está tu familia. —No entendía por qué decía que esas personas eran mi familia.
—¿Mi... familia? —Mi voz por fin salió, cuando hablé aquellas personas se voltearon a verme con una sonrisa al igual que aquel niño, en verdad se trataba de mi familia.
—Hija, mi princesa. —Mi padre se acercó a mí para abrazarme, no pude evitar que mis lágrimas salieran, me sentía feliz de volver a verlos —. Perdónanos por dejarte sola.
—Mi hermosa niña, sentimos mucho dejarte sola. —Mi madre también me abrazó.
—¡Hermana! —gritó mi pequeño hermano muy contento, lo abracé con fuerza sin parar de llorar.
—Me hacen tanta falta. —Se quebró mi voz al final —. Quiero estar con ustedes.
—Princesa, aún no podemos estar junto a ti de nuevo, debes de vivir tu propia vida. —Mi padre limpiaba delicadamente mis lágrimas —. Siempre te cuidaremos.
—Padre, madre... no puedo hacerlo, no puedo avanzar si ustedes no están conmigo. —Caí arrodillada.
—Yo sé que puedes, solo queremos decirte que estamos bien y que no es necesario que sigas con esa venganza, queremos ver a esa niña de un corazón noble, alegre y fuerte como siempre lo has sido. —Levantó mi rostro mi madre.
—Pero... —Una venganza, ni siquiera la recuerdo —. Yo... los necesito.
—Hermanita, te cuidaremos y nos volveremos a ver. —Me abrazó.
—Pronto nos veremos, cuando llegue el momento de reunirte con nosotros, te recibiremos con los brazos abiertos. Por lo pronto, nos tenemos que ir, siempre estaremos contigo.
—¡Esperen! —Desaparecieron de mi vista, ¿venganza? ¿por qué no la recuerdo? recordaba lo demás, pero ellos hablaban de una venganza, volteé hacia mi lado izquierdo para ver si aún seguía aquella chica de cabello blanco, pero también había desaparecido. Mi entorno cambió, el lugar se volvió oscuro, aparecieron imágenes que formaban una especie de pasillo, me puse de pie y comencé a caminar viendo cada una de esas imágenes que al parecer eran recuerdos que a mí me pertenecían, observaba a mis amigos, las personas con las que conviví, pero en uno de esos recuerdos observé una pareja, era yo junto con un hombre que no recordaba.
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Enamorada de un endemoniado mayordomo.
Fiksi PenggemarElla era una joven que llevaba una vida normal antes de que sus padres y su pequeño hermano fueran asesinados, al encontrarse en medio de la desesperación, decide realizar un contrato con un demonio, aunque no con cualquier demonio; Sebastian Micha...