Capítulo 46.

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Interrogantes iban y venían a mí, situaciones que no podía entender, o mejor dicho que no quería entender ¿qué clase de destino era este? mi vida... se convertía en un desastre y ahora no sé quién soy, me siento confundida, desorientada... anhelo respuestas, pero sé que quienes las tienen están afuera, y yo me encuentro aquí sin la posibilidad de hacer algo. Pensar que de pequeña me imaginaba una vida de adolescente normal, con amigos y una familia común, pero todo se alteró llevándome a una tragedia, una tras otra, haciéndome renegar de la ayuda de Dios, sumiéndome en la más profunda desesperación... situación que cambió deliberadamente mi vida, sin tener en cuenta que siempre fui alguien importante, esos recuerdos se fueron cuando llegué a la vida por medio de mi madre, nací como un humano, crecí hasta convertirme en una adolescente... quizá todo se hubiese evitado si no existiera, y aunque lo deseara así, nada podría asegurarme que fuera pasar. Niego con la cabeza repetidas veces intentando alejar aquellos pensamientos, pero imágenes la invaden de nuevo... palabras de despedida que vuelven a resonar fuerte en mi cabeza y que cada vez las escucho más y más alto, una mirada triste y nostálgica, y apenas si una débil sonrisa se hace presente, no puedo evitar cerrar mis manos tensándolas cada vez más. Cierro mis ojos con fuerza.

...Adiós

—Katherine, ¿por qué? ¿por qué tú? me niego a creer... que ya no estés aquí... —Mi voz se quebró ante esa última frase, las personas que quise murieron y a ella la vi morir frente a mí, la vi caer y no hice nada más que observar... —. ¡No pude hacer nada! ¡no te pude salvar Kate! —grito con tanta fuerza que siento como se desgarra mi garganta y las lágrimas vuelven a caer —. Todos mis intentos... todas mis acciones no funcionaron... he perdido a otra persona, una tan querida para mí... —susurro, mis lágrimas siguen cayendo dejando las marcas de su recorrido —. Ya no quiero perder a nadie, ya no por mi... ¡no por mi culpa!

—Cállate ya. —Apareció Helena —. Para qué lamentarse, ya ha sucedido y eso no hará que la chica regrese a la vida. —La miré con enojo y solo ella alzó los hombros como si no supiera la causa de aquel sentimiento —. Sí que has llorado, solo es una humana, uno más uno menos...

—Tú no sabes nada de lo que siento en este momento... ¿Qué podrías saber sobre la vida de un ser humano? siempre has asesinado, has esparcido la muerte por todas partes aún sin ser su hora, y ahora vuelves a hacer lo mismo.

—¿Crees que eso me hace sentir mal? no me arrepiento de nada hermana, siempre ha sido mi propósito... soy lo opuesto de ti, fui criada por el mismo rey del infierno y ¿tú?... ni siquiera puedo nombrarlos, me producen demasiado asco y enojo. —Caminó hasta quedar frente a mí, durante todo este tiempo no la he mirado y no quiero hacerlo, pero viendo que se ha posicionado en aquel lugar dudo que pueda seguir ignorándola —. Mírame —me ordena, pero no lo hago, el cabello oculta mis ojos.

—No deseo ver a una asesina, aunque seas mi hermana no deseo verte. —Ríe por lo bajo y las ramas que me mantienen prisionera se enredan más, me clavan las espinas soltando así un leve gemido de dolor —. Si piensas... que con esto harás... que te mire, no funcionará.

—¡Mírame! —Me tomó de las mejillas bruscamente, haciendo que la mire sin remedio —. Somos idénticas y eso nadie lo puede negar, cualquiera pensaría que tú asesinaste a Katherine Russell, sus padres podrían encerrarte por medio de las leyes humanas, si es que siguen vivos en este momento... —Frunzo el ceño —. Si es que este mundo... sigue en pie, ya que su protectora se encuentra prisionera en mi cuerpo y no saldrá para salvarlos.

—¿Tú cuerpo? —pregunto y una sonrisa se hace presente en mis labios —. Estás equivocada, te has apoderado de mi cuerpo, recuerdo que tu verdadero cuerpo fue destruido y no fue por mi propia mano. —Sus ojos se incendian por la ira que contiene —. Hay muchas cosas que recuerdo en este momento... y no estoy dispuesta a perder contra ti.

Enamorada de un endemoniado mayordomo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora