Se habían llevado a Katherine, ella seguía inconsciente y Arthur la llevaba en brazos hacia un pueblo fuera de Londres en donde se encontrarían con aquellas personas que les habían ordenado ir por ella... Nathan, uno de los demonios, sabía la razón del rapto de Katherine y realmente el motivo valía la pena, ya que el alma de aquella chica y su corazón no se hallaban corrompidos al igual que el de Amélie. Llegaron a una casa bastante pintoresca, alejada de las demás dándoles cierta privacidad, las personas que vivían ahí no les importaba lo que pudiese ocurrir a su alrededor simplemente lo dejaban pasar, Nathan tocó la puerta y rápidamente la abrieron adentrándose a esa casa.
—Pensé que no llegarían, ¿por qué tardaron tanto? —preguntó en tono irritable una voz femenina quien se hallaba de espaldas —. ¿No piensan responder?
—Bueno, alégrese de que hemos cumplido sus órdenes... señorita Kristine. —La persona que les había dado la orden de ir por Katherine era Kristine, quien se hallaba con una sonrisa junto a su mayordomo Claude —. Hemos traído a la señorita que posee un alma y corazón puros, espero que también tenga a las otras candidatas, recuerde que no tiene mucho tiempo porque nuestra señora despertara muy pronto.
—¿Su señora? no puedo creer que su señora haya decidido reencarnar en el cuerpo de esa Phantomhive... —No pudo seguir con su oración puesto que Arthur la interrumpió.
—Disculpe, siempre ha sido su apariencia desde la última vez que reencarnó, aunque esta vez el alma original del cuerpo logró encerrar a mi señora por diecisiete largos años, eso no durará por mucho tiempo... hoy mi señora intentó despertar, pero no lo logró pues aún faltan unos días para eso, exactamente cinco días, así que, cómo le ha sugerido mi hermano Nathan es mejor que se apresure.
—Tsk... por lo que me ha dicho Claude, el alma de su señora se encuentra dividida en dos partes ¿podría preguntar en dónde está esa otra mitad? —dijo acercándose peligrosamente a Nathan quien durante algunos minutos no había dicho ni una sola palabra, mantenía la mirada fija en ella como si le siguiera la corriente, cuando se hallaba a unos escasos centímetros del rostro de Nathan él la tomó con una sola mano de las mejillas ejerciendo un poco de fuerza, sin embargo, Claude no intervino ya que sabía perfectamente que era algo que ocurriría por tan repentino acercamiento.
—¿Para qué necesita saberlo? el alma de mi señora está dividida en dos, pero ¿acaso le incube saberlo? —Seguía tomándola de la misma manera mientras veía ella como los ojos de aquel demonio se encendían como llamas de fuego, no se trataba de ni más ni menos que uno de los siete pecados Ira, el mismo Vladimir los había enviado con ella para que cumplieran sus órdenes tomando así su forma humana, Dylan era avaricia, Arthur era lujuria, Mark era soberbia, aquellos tres solo observaban la escena —. Dígame.
—¡Suéltame! —gritó ella, Nathan la soltó al instante lanzándola al suelo, Claude la ayudó a levantarse y mientras hacía eso Kristine no podía dejar de verlo con un poco de enojo por la manera en que la trató —. Les estoy ayudando y cada quien tiene su fin, mi objetivo es acabar con Amélie Phantomhive, el de ustedes es despertar a su señora, así que tengo derecho de saber en dónde está la otra mitad del alma de ella.
—Señorita... —esta vez habló Dylan —. Usted sí que es avariciosa, pero con mi hermano Nathan no es muy fácil hacer que diga alguna cosa, si realmente quiere saberlo se lo diremos, solo no necesitamos que nos amenace o nos recuerde cuáles son nuestros objetivos... después de todo, estamos unidos por voluntad propia.
—Si es así, entonces les sugeriría que no traten de esa manera a la señorita Kristine, ustedes cuatro son algunos de los siete pecados capitales... y por lo tanto les advierto que no pueden hacerle ningún daño.
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Enamorada de un endemoniado mayordomo.
FanficElla era una joven que llevaba una vida normal antes de que sus padres y su pequeño hermano fueran asesinados, al encontrarse en medio de la desesperación, decide realizar un contrato con un demonio, aunque no con cualquier demonio; Sebastian Micha...