Quema de brujas

120 8 12
                                    

Nadie podía escucharla cuando estaba bajo tierra encarcelada, tampoco nadie podía ayudarla cuando dos hombres le encadenaron las manos y la obligaron a caminar entre la multitud

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nadie podía escucharla cuando estaba bajo tierra encarcelada, tampoco nadie podía ayudarla cuando dos hombres le encadenaron las manos y la obligaron a caminar entre la multitud.

—¿Por qué tan triste brujita?—.

Teagan les dedicó una mirada violenta y espero pacientemente hasta llegar a la hoguera.
Tenía la mirada perdida y todos estaban seguros que ya era dada por muerta. Ella tenía un último as bajo la manga.

—¡Que esto demuestre que no permitiremos ningún tipo de mal en este pueblo! ¡Arderán todas las brujas!—. Uno de los hombres gritó, las personas a su alrededor aplaudieron.

—¡Necesitan mucho más que fuego para acabar conmigo!—. Entonces la chica empujó a uno de sus captores y usó las cadenas para golpear al otro.

Mientras los pobladores gritaban asustados y huían ante la posibilidad de ser embrujados, la hechicera demostraba que todos esos años la defensa personal se había vuelto una buena aliada.

—¡Sean hombres! ¡Mátenla!—.

Entonces uno de sus captores tomó una filosa lanza y se le tiró encima, Teagan reaccionó más rápido e interpuso las cadenas que le inmovilizaban las manos para poder ser libre, soltó una risilla burlona y una luz roja mandó a volar a varios.

—Buenas noches caballeros, gracias por el espectáculo—. Dió una reverencia, les sacó la lengua y huyó.

La falda del vestido se movía con el viento al mismo tiempo que sus piernas no descansaban.
Tenía que correr. Correr para salvar la vida que su madre perdió para darle a ella, porque era la hija de Merlin Ambrosius y no podía irse sin luchar como él lo hizo hasta el último momento, porque tenía que volver a ver a Archie, deseaba desesperadamente correr tan rápido como podía porque ansiaba ver de nuevo a Douxie.

—¡Atrapen a la bruja!—. Una manada de hombres, con antorchas y armas venían detrás de ella.

Después de lo ocurrido en Irlanda unos 2 siglos atrás (y de lo cual no estaba arrepentida, pero no era algo que iba por ahí presumiendo) se dedicó a seguir viajando.
Llegar a otro continente fue difícil, pero no imposible cuando vestirse como hombre y subir a un barco como uno de los trabajadores era una solución, así que de esa manera llegó a América del norte.

—¡Que la atrapen y la quemen en la hoguera!—.

—Menos mal que yo soy peligrosa y no ellos—. Comentó para si misma luego de doblar por una calle abandonada.

Un par de años atrás ella había asistido a una reunión de mujeres que hablaban sobre la libertad y liberación, entre los murmullos logró escuchar perfectamente sobre "El aquelarre" que trataba de un frente de hechiceras reunidas en contra de aquellos que intentaban asesinarlas.
No se necesita una explicación del porqué Teagan viajó hasta Salem (el lugar en donde aquellas hechiceras hacían sus reuniones y planes), se sintió afortunada de tener amigas de su edad considerando que corría el año 1425 y recientemente había cumplido 322 vueltas al sol.

La protegida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora