VII

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Las nubes grises presagiaban la lluvia que tendría lugar en la tarde. Para ___ un clima pésimo. Bueno, si es que cuidas de dos gatos callejeros que se la pasan vagando en la parte trasera de la escuela: una gata y su pequeña bola de pelos. Había decidido dejarles a los pobres gatos su chándal rojo para las clases de deportes y colocarlo sobre una caja de cartón. Esperaba que nadie lo notase e intentase hacer algo contra los dos felinos, también esperaba que aquel refugio improvisado fuese suficiente para que ambos gatos pudiesen pasar el mal clima sin mojarse. Allí se encontraba ella, agachada frente a la caja mientras acariciaba la cabecita del pequeño gatito blanco con manchas amarillas.

-Ah, ahí estás _escuchó a alguien decir conforme se acercaba_ Kaede me dijo que te pilló corriendo con un chándal en las manos hacia acá, pero no esperaba que te dedicases a cuidar gatos callejeros.

-No puedo llevármelos a los dos a casa, y tampoco sé si tienen dueño, así que solo los cuido aquí en la escuela _dijo ella, observando como el pequeño felino miraba con cautela al recién llegado_

-¿Me está asesinando con la mirada? _preguntó entre risas, el gato escondió su cabeza bajo el chándal al verse descubierto_

-Es solo que no te conoce... _rió un poco antes de ponerse de pie nuevamente y alejarse de la caja. Las clases se reanudarían pronto, por lo que ya debía estar regresando a su salón. Apartó de su rostro algunos mechones de cabello que conformaban su flequillo, estaba creciendo de nuevo, quizás ya era hora de cortarlo un poco_ Tal vez debería volver a cortarme el cabello, ya han pasado meses...

-¿Tú crees? Creo que dejarte crecer el cabello no te haría mal.

-Nunca fui fan de tener el cabello largo. Da problemas cuando quieres cambiar de peinado, se mete en los ojos cuando estás ocupado, se te pega a la piel cuando sudas o te bañas...

-Todo un problema, ya veo. _rió él mientras la fémina seguía murmurando los contras que acarreaba el tener el cabello largo_

Ver a aquel par era algo raro en los pasillos de la escuela, y como el chisme vuela rápido, todos tenían alguna idea rara del asunto. Para Rantaro sería una cosa porque a él los rumores le daban prácticamente igual, pero para ___, que no gustaba de ser el centro de atención, era incómodo, molesto, un muermo total. Evitaba mirar a cualquier persona que se presentaba en su camino solo para no incitarle a decir algo, lo que sea que fuera, no es que siempre estuviese de humor para lidiar con las estupideces de la gente. Una vez la campana sonó, cada uno se fue a su salón. Las clases pasaban lenta y tortuosamente y el cielo se tornaba más grisáceo conforme más horas pasaban. Definitivamente iba a llover bastante en horas de la noche. Rezaba porque los gatos estuviesen bien al menos por ese día.

Finalmente era sábado, el día inició con buen clima, uno perfecto para ir a la estética a cortarse el tonto flequillo y remediar su problema con las mechas largas y rebeldes. Allí se encontraba ella, seleccionando su vestuario. Había arrojado sobre la cama una buena variedad de conjuntos, la mayoría nunca los había llegado a usar, por lo que no podía evitar preguntarse si se verían bien en ella, aunque nunca fue de preocuparse por esas cosas. Todo daba un giro completo si ibas a tener la compañía de alguien, ¿no? No podía simplemente vestir de cualquier forma, debía estar presentable. ¿Qué si iba a ir con alguien? Claro que iba a ir con alguien, después de todo, Amami le pidió que le dejase acompañarle el sábado a la estética, a lo mejor a él también le vendría bien, según decía, notaba su cabello más largo de lo que le gustaría. Aunque sonaba a excusa solamente para acompañarle. Después de mucho pensarlo se decantó por un vestido sencillo, blanco, con una franja elástica a la altura de la cintura y manchas negras en la parte baja de la falda, debajo tenía otra capa de tela más fina, de color negro, que conformaba los volantes de la parte inferior del vestido. Lo combinó con unos tacones realmente sencillo y bajos, también blancos. No había necesidad de vestirse de forma extravagante cuando solo vas a cortar tu cabello, ¿verdad? Y hablando de su cabello, debía peinarlo también, no quería tenerlo desordenado o lleno de nudos cuando llegase a la estética. Lo peinó adecuadamente y lo ató en una coleta baja. Una vez se vio lista, avisó a su madre que saldría y tomó su móvil junto a un pequeño bolso negro para finalmente dejar su acogedor hogar.

Love me like you do [Rantaro Amami x fem!reader] ©RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora