III

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Rantaro se encontraba corriendo por aquellas calles llenas de personas paseando o simplemente regresando a casa desde sus trabajos para un merecido descanso. Lo último que pidió a ___ había sido su ubicación, cosa que la chica no tardó en darle. Por su parte, ella aún seguía dentro de aquella tienda. Su mirada estaba fija en aquel sujeto que le había estado siguiendo. No se movía, no hacía otra cosa más que mirar al interior de la tienda usando su móvil como disimulo. Llevaba rato allí y no parecía tener intenciones de marcharse hasta que ella saliese primero para seguir con lo que sea que planeaba. LA peli___ comenzó a impacientarse, caminando de un lado a otro sin saber que hacer. No esperaba que el peliverde realmente acudiese en su ayuda, al menos, no desde que su visión del mundo había quedado torcida gracias a las muchas puñaladas que le habían dado en la espalda en el pasado. Escuchó la puerta automática abrirse, se asustó al pensar que aquel sujeto había entrado, pero al dirigir su mirada afuera, le vio donde mismo había permanecido  todo el tiempo. El chico de hebras verdosas le buscó con la mirada, hallándole en la sección de revistas mientras temblaba como una gelatina.

-Gracias a Dios te he encontrado. ¿Qué sucede? _cuestionó el recién llegado, ella permaneció mirándole con notoria sorpresa. Había ido a ayudarle, no lo esperaba, pero lo agradecía_

-Es… Ese hombre de allí afuera… Siempre viene a comprar a la tienda donde trabajo… Pero hoy me ha seguido, me he metido aquí e intenté llamar a casa, pero no hay respuesta… No tenía nadie más a quien llamar… _explicó, su voz temblorosa denotaba que estaba totalmente nerviosa_

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?

-Casi media hora… _musitó, el chico no evitó mirarle con sorpresa_

-¡Ese hombre merece una denuncia por acoso! _dijo, inmediatamente se puso a pensar. El sujeto le había visto entrar en la tienda, pero no tenía realmente un plan para darle esquinazo. Él solo había corrido ni bien recibió la llamada. Bien, pues, ¿qué haría para no echarla a perder de la nada? Sin una excusa convincente el sujeto no les dejaría en paz. Mientras pensaba decidió comprarle una bebida tibia a la peli___ para relajar sus nervios. En un principio se negó, pero acabó aceptando a base de insistirle_ Vámonos de aquí, te acompañaré hasta que llegues a casa…

-Pero… ¿y ese tipo?

-Tranquila. Solo finge que no estás enterada de nada de lo que está pasando, ¿de acuerdo? _le dijo, ella solo asintió algo más calmada. Salieron de aquella tienda de conveniencia, Rantaro arrimó a la fémina hacia su cuerpo pasando una mano sobre sus hombros, ella se tensó ante el acto repentino, pero como le pidió, fingió que no pasaba nada extraño_

-¿Y tú quien eres? _preguntó el sujeto al verle acompañando a la peli___, quien apartó la mirada, comenzando a ponerse nerviosa. ¿Qué plan tenía en mente el chico? Se fijó en su rostro, estaba totalmente serio, miraba al sujeto con desdén y molestia, el contrario le miraba notoriamente disgustado_

-Soy su novio, ¿tienes algún problema con ella? _preguntó, su tono estaba cargado con amargura. Ella apenas pudo contener la sorpresa ante sus palabras. Se fijó disimuladamente en el rostro del contrario. No se lo creía en lo absoluto. Rantaro decidió que era una buena idea solo dejarle allí y seguir caminando, pero no parecía que la mentira había colado. Parecía todo demasiado conveniente, así que continuó siguiendo a ambos adolescentes desde una distancia más prudente_ Qué pesado… _musitó, escuchando los pasos distantes acompasados a los suyos_

-¿T-Todavía sigue ahí…?

-Estará esperando a que te deje a mitad de camino a algo… No creo que se haya tragado esa mentira. No es tan estúpido como pensaba…

¿La iba a  dejar a mitad de camino? Sus nervios estaban tan alterados que apenas procesaba bien las palabras que llegaban a sus oídos. Comenzó a temblar levemente, el peliverde solo afirmó su agarre para tranquilizarla, logrando calmarle un poco, pero la idea de que todavía les estaban siguiendo no era para nada agradable. Aún faltaban algunas calles antes de llegar a la calle donde ella vivía.  ¿Y si ese sujeto figuraba dónde vivía y las cosas iban a peor? Se detuvo de repente, sorprendiendo a su acompañante en el acto, quien le miró con confusión. A pesar de decirle que no era buena idea detenerse, ella se negaba a seguir caminando.

Love me like you do [Rantaro Amami x fem!reader] ©RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora