IV

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Hablar con Kaede se volvió relativamente normal desde que esta iba a verle a su salón una y otra vez. En más de una ocasión le invitó a unirse a su grupo en los descansos, pero ___ siempre se negaba, en primera porque no quería socializar con nadie, en segunda porque estaba muy cómoda en su asiento como para querer ir a juntarse con otras personas a saber dónde y en tercera porque Rantaro iba a estar ahí. No tenía cara suficiente para verle después de lo que había pasado unos días atrás y le había evitado como toda una ninja profesional cada vez que este se encontraba en el mismo pasillo que ella. Ese día en la mañana, ___ se encontraba cambiando sus zapatos tras haber llegado al instituto, aliviada de no ver objetos ajenos a su pertenecía dentro de su casillero, solo sus zapatos. Todo bien hasta que alguien le llamó, reconoció su voz al instante y fue tal el susto que su maleta voló por los aires para ir a parar en la mano de cierto peliverde. Solo tenía intenciones de saludarla, no de provocarle un infarto, e inmediatamente se disculpó por el susto que le dio. ___ le devolvió el saludo y aceptó las disculpas, pero se veía realmente nerviosa, tal como suponía el de hebras verdosas, no superaba lo que ocurrió en días previos. No tuvo tiempo de hablar demasiado con ella al respecto, pues sus amigos le estaban llamando para que se apresurara, así que devolvió la pequeña maleta escolar a su propietaria y se despidió de ella con una sonrisa tan encantadora como solo él las sabía mostrar.

-¡Hey, ___! _saludó Kaede, llamando la atención de la mencionada_ Buenos días.

-A-Ah… Buenos días… _musitó ella en respuesta_

-Vaya, no he llegado a tiempo para saludar a Rantaro y los chicos esta vez _habló algo triste la rubia mientras observaba a sus compañeros marcharse_ No importa, le saludaré en clases de todos modos. ¿Cómo has estado? _preguntó, dirigiendo su atención a la fémina nuevamente_

-B-Bien… ¿Y tú? _devolvió la pregunta, por cortesía, claramente. Su mirada estaba fija en otras personas. Había dos chicas mirando fijamente en su dirección y con muy mala cara. ¿Las conocía de algo? ¿Les había hecho algo? Por favor, ella no socializaba ni con su lápiz y su libreta, su gato era su mejor amigo en la vida. ¿De qué podría haber conocido a esas dos y cómo las había enojado? Se aseguró que ella no tenía nada que ver y comenzó a encaminarse a su salón en compañía de Kaede, quien hablaba muy animada de cualquier cosa que le llegaba a la mente_

Las clases fueron, como siempre, aburridas. El reloj avanzaba demasiado lento para su gusto y la profesora que tenía delante parecía querer tomarse su tiempo para aplazar aquella tortura psicológica a la que llamaba “clase”. ___  jugueteaba con su goma de borrar mientras miraba aburrida en dirección a la pizarra. Dejó la goma en paz y tomó su lápiz para comenzar a tomar notas una vez la profesora se dio la vuelta para comenzar a escribir. Quería volver a casa y apenas estaba empezando el día, se sentía extrañamente cansada aunque casi no había hecho nada. Tal vez le agobiaba  estar en la escuela después de lo que pasó el otro día. Y es que, claro, si los chismes corren como si fueran el agua de un arroyo descendiendo una colina empinada. Estaba segura de que eventualmente se enterarían del numerito que montó con Rantaro a causa de aquel sucio acosador. Kaede lo sabía porque al parecer Amami personalmente se lo había contado. Esos dos eran muy buenos amigos y no se guardaban secretos entre ellos, asimismo, tampoco iban por ahí dando rienda suelta a todo lo que les pasaba en sus vidas. Nadie había hecho un comentario al respecto, por lo que pensaba que nadie sabía nada y se enterarían más tarde que temprano.

En el recreo, como siempre, Kaede le honró con su presencia, entablando una animada conversación a la par que le mostraba unas pelusas diferentes a las que le ofreció para colgar en su móvil. Esta vez eran para adornar sus maletas o llaveros.  La rubia le preguntó su opinión al respecto, pero antes de que la peli___ pudiese decir nada, uno de los chicos le arrebató disimuladamente una pelusa a Kaede y la elevó para obligarle a tomarla si la quería de vuelta. ___ le miró mal, era obvio que lo hacía adrede para  hacerle saltar en un vano intento de alcanzar su preciado objeto peludo. Kaede era una chica atractiva físicamente, contaba con curvas bastante pronunciadas, y eso era lo que motivaba a muchos chicos a molestarle diariamente. En este caso, solo para admirar su busto. Ambas féminas salieron molestas del salón una vez Kaede recupero su pelusa al patear en la pierna del estúpido que le estaba molestando. Se encontraban en uno de los baños mientras lavaban su rostro y manos. Kaede retocaba el casi imperceptible maquillaje que usaba mientras se quejaba de lo que había pasado.

Love me like you do [Rantaro Amami x fem!reader] ©RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora