Estadio de los Yankees, Nueva York, Estados Unidos.
Abril 2022.
Jeremiah Creek
Hoy es el primer juego y será la primera vez que la veré después de casi un mes.
No sé si sea porque no nos hemos visto físicamente, pero he estado tan al pendiente de mi celular, que los rumores sobre mi supuesto matrimonio con Naia ha sobrepasado las barreras de comentarios absurdos a noticia nacional.
¿Hace falta decir cómo me siento? No quiero ni pensar en eso.
—Hey, Creek.
Uno de mis compañeros pasa detrás de mí, moviendo sus manos sobre mis hombros simulando un masaje que lo único que hace es lastimarme más. Le quito las manos con un movimiento que expresa mi desagrado y él ríe, sentándose.
Estamos en los vestuarios, esperando que se cumpla el tiempo para salir. Anderson, uno de nuestros coaches, no ha llegado, así que tenemos que quedarnos aquí hasta que aparezca.
—¿Estás nervioso? —le pregunto y él niega, viendo a un grupo pequeño del equipo hablar de estadísticas cerca de la entrada.
—No por el juego, quizá por las personas viendo...
—¿Viene tu familia? —niega y frunzo el ceño. —¿Entonces?
—No estoy en busca de mi esposa, pero si hoy se da la oportunidad...
—Oh... —rio cada vez más al ver como se sonroja. —Ya entiendo, ya entiendo. ¿La conozco?
—¿Quieres hacerlo?
—No. No quiero.
—¿Entonces para que preguntas? —sonríe con gracia.
Me encojo de hombros y estiro mi espalda en el banco, suspirando.
—No quiero pensar mucho en todo lo que engloba el día de hoy.
—Escuché que te vas a casar...
—Exactamente eso es en lo que no quiero pensar.
—¿Por qué? ¿Te pone nervioso?
No, porque es mentira, y si llego a negarlo públicamente, estaré en la lista negra de la fama.
—Me incomoda.
—¿Te incomoda casarte? ¿Familia estricta?
Vuelvo a suspirar y sonrío, pasándome las manos por la cara.
—Ajá.
—Jonas Fredickson. Mi rey. —Pongo los ojos en blanco y me acomodo en el banco cuando Jackson se sienta a mi lado acariciándome el brazo de manera burlona.
A veces no lo soporto.
—¿Tu rey? —El rubio se ríe con confianza llamando la atención de todos en la habitación. —A veces creo que de verdad te gusta Jeremiah.
—¿Quién te dijo que no?
—Jackson.
—¿Qué? —él también ríe sin poder aguantar más y se levanta, sentándose junto a Jonas. —¿Cómo te sientes, Jonasito? ¿Listo para darlo todo?
—En el campo si, en la vida a veces no.
—Oh, nos pusimos intensos. Escuché que estabas nervioso. ¿Alguna persona que impresionar en el público?
—¿Han escuchado alguna vez sobre esta red de condominios? Crown, creo que se llama.
Siento un vacío en el estómago que me hace agudizar todos mis sentidos.
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Tercera Base. ©
RomansaCuando el deseo es muy fuerte, renunciar a todo lo que te aleja de él es la primera opción. Sin embargo, para Kenna y Jeremiah es un poco distinto, ya que ambos primero les gustaría resolver todo lo que les impide disfrutar de ellos mismos. El cami...