—¡La cena está lista! —anunció sonriendo Calíope entrando a la caballeriza.
Kerem la miró acercarse con su deslumbrante sonrisa ¿Cómo pudo olvidarse de la protección? Se suponía que él era el experimentando.
—Espero que aún tengas hambre. —dijo deteniéndose frente a él— ¿Qué pasa? ¿Sucedió algo malo con una yegua? No me digas que fue un bebé.
—No, todo está bien. —respondió sonriendo, ayudándole con las cosas.
—¿Seguro? —cuestionó caminando a su lado.
—Muy seguro. —le dijo deteniéndose para darle un beso casto, ganándose una gran sonrisa de la griega.
—Muy bien, espero que te guste lo que prepare. —declaró.
—Sí tiene carne me va a gustar. —le recordó dejando las cosas en una pequeña mesa que utilizaba Oliver como escritorio.
—Hice hamburguesas.
—Pensé que solo sabías hacer comida griega. —comentó sonriendo.
—Pues te equivocaste, mi papá es el griego, pero mi mamá es de aquí, asi que nos enseñó hacer hamburguesa entre otras cosas. —le contó.
—Lo había olvidado. —dijo antes de volverla a besar.
—Me gustan tus labios. —declaró enredando sus brazos en el cuello del salvaje.
—A mí me gustas completa. —confesó antes de atrapar sus labios en un intenso beso.
—Debemos comer antes de que se enfríe. —dijo separándose de él.
—Tienes razón.
Le ayudó a sacar la comida, se sirvieron y se sentaron a cenar, mientras Caliope le preguntaba sobre el proceso de las yeguas durante el periodo de gestación, aunque sabia toda la teoría entendía que no siempre era como venía en los libros, Kerem le contó con lujo de detalle, sin dejar de pensar que debía hablar con ella sobre su falta de cuidado al momento de tener sexo.
—Tengo algo que decirte. —dijo despues de que terminaron de cenar.
—De nuevo, nos vamos a poner serio. —comentó antes de beber de su coca cola.
—Sí, es algo importante. —declaró tomando una de sus manos.
—Te escucho. —dejó la lata de refresco sobre la mesa.
—Hay algo que olvidamos. —comenzó a hablar.
—¿Qué cosa? —preguntó.
—De la protección, es mi culpa, no estaba con alguien desde. —guardo silencio— Desde hace mucho tiempo, no tengo condones, debería ir a comprar, aunque este es un pequeño pueblo y un gran infierno, si compro en la farmacia estoy seguro de que pronto todos estarán enterados, si ya creen que estamos juntos.
—¡Vaya! —exclamó.
—¿Qué? —inquirió mirándola.
—No sabía que podías hablar tan rápido y tanto. —dijo sonriendo.
—En ocasiones lo hago. —habló sintiéndose un poco avergonzado.
—¿Cuándo estás preocupado? —inquirió y el asintió— Voy a quitarte la preocupación, tengo una abuela que es ginecóloga y que enseñó a sus hijas a que debían protegerse, por suerte una de ellas es mi mamá, quien nos llevó al médico para que nos diera anticonceptivo, por bebés no planeados, no debes preocuparte. —le contó y Kerem sintió que le volvió el alma al cuerpo— Tu sabes mejor que nadie que estoy completamente limpia.
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Calíope
RomanceElla es Calíope la cuarta hija de Xandro Kalonimos y es dulce por fuera, pero con el corazón difícil de domar.... Todos los derechos reservados ©®