—Buenos días, Calí queremos detalles. —la saludó Ivy al verla entrar a la cocina.
—Buenos días. ¿Detalles de qué? —preguntó, aunque sabía que querían saber.
—Sobre tu cita. —respondió Mía con su hijo en brazos.
—Dejen de ser tan entrometidas niñas. —le pidió su madre.
—¡Mamá! —reclamaron sus hermanas.
—No te hagas que tu también quieres saber. —declaró la pelirroja— Así que cuéntanos.
—Antes de eso ¿Dónde están tus hijas? —le preguntó sirviéndose un poco de agua.
—Están con su abuelo y Dominick en la playa. —dijo sonriendo— El chocolatito está dormido. —señaló la carriola— Así que cuéntanos.
—Todo estuvo bien. —dijo sonriendo.
—¿Solo eso? —inquirió Mía.
—Sí, la cena fue en casa de mis tíos, la única intrusa fui yo. —dijo antes de beber del agua.
—No digas, eso, estoy segura que tus tíos no te ven como una intrusa. —dijo Sol.
—Lo sé, solo que eran ellos y la familia de Kerem, pero todo estuvo delicioso como siempre, regresamos temprano, pues todos tenían que descansar para hoy. —le contó.
—Eso está bien, por cierto ¿tienen todo listo?
—Sí, no te preocupes mamá, ya somos adultas. —respondió Ivy.
—Espero qué si lo sean, pero a veces lo dudo.
—¡Mamá!
(…)
—¿Vas a llevar la tejana? —le preguntó su hermano.
—Sí. —respondió poniéndosela.
—No creo que sea buena idea. —comentó. Murat.
—Yo si lo creo. —contradijo.
—Cielo se va a enojar.
—Ni cuenta se va a dar. —declaró de buen humor.
—¿Quieres apostar? —le propuso.
—¿Qué quieres perder? —cuestionó Kerem, seguro que iba a ganar, pues le había preguntando a su hermana si podía llevarla y ella había dicho que fuera como se sintiera mejor, claro que eso no sabía su hermano menor.
—¿Seguro? —preguntó con una sonrisa triunfadora.
—Muy seguro ¿Qué quieres apostar? —respondió el salvaje.
—Si gano me das uno de tus caballos salvajes. —declaró Murat y él solo lo miró pensativo.
—Eso es demasiado. —señaló.
—Tómalo o déjalo.
—Bien, pero si yo gano me compras un deportivo. —lo condicionó.
—Trato hecho. —dijo después de pensarlo un segundo extendiendo su mano hacia su hermano.
—Trato hecho. —apretó su mano.
Por supuesto, sus padres dijeron lo mismo sobre sí estaba seguro de llevar la tejana a la boda de su hermana, le dio la misma respuesta que Murat, cuando llegaron a la isla donde estaba todo listo para la celebración, fueron directo a la iglesia, miró a su griega junto a sus hermanas, le sonrió recibiendo una deslumbrante sonrisa por parte de Calíope, el salvaje llevó una de sus manos a la tejana para hacer un movimientos como saludó, las mejillas de la griega se encendieron como dos tomates maduros.
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Calíope
RomansaElla es Calíope la cuarta hija de Xandro Kalonimos y es dulce por fuera, pero con el corazón difícil de domar.... Todos los derechos reservados ©®