—Apaga eso. —murmuró Calíope abrazada a él.
—Es hora de levantarse. —dijo besando su frente.
—¿Qué hora es? —inquirió la griega.
—Cinco de la mañana ¿Quieres bañarte conmigo? —la invitó.
—Dame cinco minutos más. —le pidió aún con los ojos cerrados.
—Debo levantarme temprano, tengo que ir al campo a ver al nuevo potrillo salvaje. —me contó.
—Cinto minutos. —repitió.
—Bien, cinco minutos. —la observó dormir, cuando pasaron los minutos con cuidado salió de la cama para bañarse, necesitaba ir al campo a revisar que el nuevo potrillo se encontrará bien con su madre.
Hizo su rutina de todas las mañanas, salió del baño con una toalla en la cadera.
—No me esperaste. —señaló Cali mientras estiraba los brazos sentada en la cama.
—Iba dejarte dormir. —declaró dándose cuenta de que había olvidado lo mucho que le gustaba ver a una mujer desnuda en su cama.
—No puedes hacer eso si no quieres que nadie se entere que estamos juntos. —declaró poniéndose de pie— Se supone que vengo de prácticas a tu rancho. —le recordó dejando que la tomará por la cintura.
—Soy el dueño de rancho puedo darte los días que quiera libre. —dijo sonriendo
—Yo no quiero días libres. —le dio un beso casto— Debo ir a mi habitación a bañarme. —dijo sintiendo los labios de Kerem en su cuello.
—Puedes bañarte aquí. —dijo mientras sus dos manos apretaban su perfecto trasero.
—Sí lo hago, Lupe se dará cuenta no tarda en llegar. —declaró separándose de él.
—¿Piensas salir así de aquí? —preguntó mirando cómo iba hacia la puerta.
—Sí, nadie va a verme. —dijo mirándolo por encima del hombro con una de sus deslumbrantes sonrisas.
Imaginarla recorriendo su casa desnuda, fue directo a su verga la cual despertó interesada, salió detrás de ella.
—¿Qué sucede? —inquirió Calíope deteniéndose en el comienzo de las escaleras.
—Estoy disfrutando de la vista. —respondió a unos pasos de ella.
—¿Eso en que te convierte? —preguntó con coquetería, ni siquiera sabía que podía haber eso.
—A mí en alguien que disfruta de las cosas bellas. —respondió viendo cómo sus tetas y sus nalgas rebotaban por el movimiento natural de su cuerpo al subir los escalones.
—Deberías de prepararte para el trabajo o se te hará tarde en vez de disfrutar de la vista. —dijo mirándolo subir las escaleras detrás de ella.
—Soy el patrón, puedo llegar tarde. —dijo completamente empalmado que la toalla empezaba a molestarle.
—En ese caso, podría montarte, claro si no te importa llegar tarde. —dijo caminando por el pasillo a su habitación.
—¿Piensas que soy un caballo? —preguntó siguiéndole el juego.
—Escuche que eras un salvaje, mi caballo favorito. —respondió deteniéndose en la puerta con una gran sonrisa.
—Veamos qué tan buena eres. —declaró tomando sus labios, pegando su cuerpo al de ella.
—Soy la mejor. — afirmó entre el beso.
La toalla que cubría al salvaje cayó en el piso, sus manos recorrieron el cuerpo de Cali hasta sus muslos para tomarla y entrar en ella en una sola estocada.
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Calíope
RomansaElla es Calíope la cuarta hija de Xandro Kalonimos y es dulce por fuera, pero con el corazón difícil de domar.... Todos los derechos reservados ©®