—Somos dos personas diferentes, estoy seguro de que te llama la atención todo lo que ves en mí, pero no creo que sea lo mejor para ti estar con alguien como yo. —declaró el salvaje mirando los preciosos ojos de la griega.
—¿En qué somos diferentes? —preguntó con la calma que la caracterizaba dejando un poco sorprendido a Kerem, el cual pensó que ella reaccionaría de otra forma.
—Tú hablas con todo el mundo. —señaló.
—De hecho, no, soy bastante selectiva con mis amistades, voy a decirte un secreto, pero tienes que prometerme que no le dirás a nadie, incluyéndome. —declaró, él la miró sin entender— Promételo. —exigió dándole un ligero golpe en el pecho.
—Lo prometo. —dijo mirando sus labios.
—En el club de equitación me llaman indomable. —le confió
—¿Por qué?
—Porque dicen que nadie ha logrado convencerme para estar con ellos. —le respondió— Así que te harás una idea de cómo soy, aquí solo hablo con Lupe, cruz y tu amigo Thomas, por cierto, conocí a su esposa, en la semana iremos a tomar un café. —le contó, Kerem sonrió— confundes que soy social con educada.
—Asi que indomable. —dijo sin dejar de sonreír.
—No me llames así, a menos que quieras que me enoje contigo. —declaró antes de darle un beso suave en los labios, iba a separarse, pero él no lo permitió y se adueñó de su boca, en un feroz beso.
Kerem se movió sin dejar de besarla la puso sobre el escritorio, acaricio sus muslos de forma ascendente, antes de hacer aun lados su traje de baño y colar sus dedos entre sus pliegues húmedos tocándola suavemente.
—Kerem… —gimió dejando sus labios solo un instante para tomar un poco de aire.
La lengua del salvaje atacó su boca sin piedad, mientras sus dedos hacían magia sobre su clítoris. Las manos de la griega viajaron hasta el pantalón del salvaje lo desabrochó para meter la mano y liberar su dura verga, no supo de dónde había sacado la valentía para hacerlo, pero tal vez estaba en su ADN, recorrió su longitud lentamente sintiendo como palpitaba en sus manos. Kerem quitó su mano para entrar en ella en una sola estocada, provocando que gimiera alto antes de morderse los labios, mirándolo a los ojos.
—Eres hermosa. —declaró antes de atacar de nuevo su boca. Las embestidas eran lentas, pero profundas las piernas de Cali se enredaron el cuerpo del salvaje al igual que sus manos que se enredaron en su negro cabello, mientras intentaba seguir el beso. No tardó mucho en aumentar las embestidas entrando en ella de manera rápida y fuerte—Vamos mi niña, córrete conmigo. —susurró sobre sus labios, escuchándola gemir.
Sintió como sus muslos lo apretaron al igual que sus cálidas paredes, unas estocadas más y los dos se corrieron en un intenso orgasmo, volvió a besarla lentamente intentando que ambos recuperaran el aliento.
—Ahora tienes que bañarte conmigo en tu magnífica piscina. —dijo besando su cuello. Kerem se rio, antes de mirarla y besarla de nuevo.
—Tengo una mejor idea. —declaró moviéndose sin soltarla.
—¿Qué cosa? —preguntó sujetándose bien de su cuello, aún podía sentirlo dentro de ella.
—Vamos a tener realmente un día libre.
—¿Cómo es eso? —cuestionó mientras salían del despacho.
—Ahora lo sabrás. —dijo solo cruzando el pasillo para llevarla a su habitación.
—Está es tu cama. —señaló cuando la dejó sobre el suave colchón individual.
—Así es. —dijo incorporándose para quitarse la ropa y botas, quedando completamente desnudo.
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Calíope
Roman d'amourElla es Calíope la cuarta hija de Xandro Kalonimos y es dulce por fuera, pero con el corazón difícil de domar.... Todos los derechos reservados ©®