SA | ❝ Déjame tomar tu mano y demostrarte que hay un camino hacía la tranquilidad.❞
Siempre se solía decir que la amabilidad y la lealtad de un Hufflepuff no encajaría jamás con la astucia y ambición de un Slytherin, pero que grande equivocación. Le...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
team with a Slytherin
◈ ━━━━━━━ ⸙ ━━━━━━━ ◈
Al día siguiente, se encontraban de nuevo en la clase del profesor Slughorn. No hicieron nada nuevo, el profesor solamente se dedicaba a aclarar unas cuantas dudas de otros alumnos sobre su tarea.
Leia se sentía tan apenada por lo sucedido la noche anterior. No estaba en sus planes que Tom Riddle la descubriera llorando y menos por Hermes, en realidad, no tenía planeado que nadie en particular lo hiciera. Ni siquiera Connor la había visto llorar, ni cuando eran pequeños.
La segunda cosa vergonzosa, era que no había llegado junto a Ophelia y ahora tenía que darle una explicación. Aunque la chica no parecía interesada en eso porque desde que llegó al aula no la miró en ningún momento o siquiera se le acercó para pedirle una explicación.
—Señorita Redmayne —la llamó Slughorn, mientras que con una de sus manos le hacía señas para que fuera con él —. ¿Podría darme un momento? Necesito hablar con usted.
La castaña tragó saliva, nerviosa. A lo que ella sabía, no había hecho nada malo, pero el hecho de que un profesor le pidiera hablar únicamente con ella la hizo dudar, pues cuando acudía al llamado de un profesor era con algún compañero prefecto. Tal vez era porque nunca llegó con Ophelia para realizar el trabajo.
Se incorporó y se dirigió al profesor bajo la atenta mirada de algunos compañeros, entre ellos Tom, Connor, Grace y Hermes.
—¿Qué sucede, profesor?
Slughorn soltó una leve risita al notar los nervios de la castaña, así que sonrió e hizo un ademán para que se relajara.
—No se preocupe, señorita Redmayne, todo está en orden —le hizo saber.
Leia suspiró más tranquila.
—Entonces, ¿para que me llamó, profesor? —preguntó con serenidad.
—Me han informado que usted no está conforme con su compañera de equipo —dijo Slughorn. Sacó una carpeta y una pluma para proceder a tomar apuntes en lo que parecía ser una lista —. Y me gustaría llegar a un acuerdo.
En eso, levantó su vista de la carpeta y miró a Leia, quien tenía sus manos entrelazadas por detrás de la parta baja de su espalda y movía una de sus piernas por debajo de la túnica. No tenía idea de quien pudo haber sido, pero se lo agradecía.
—¿Me va a cambiar de equipo?
Una chispa de emoción se encendió en su estómago.
—Claro, si usted gusta. Creo que es lo más conveniente.
Leia asintió repetidas veces con la cabeza.
—Me parece buena idea.
—Entonces está bien —Slughorn sonrió —. Pero yo le he asignado un nuevo compañero.
