Leia's birthday
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Últimamente a Leia se le podía ver un tanto irritada, ya que ser la chica que el mismísimo Tom Riddle invitó a bailar y al mismo tiempo ser la chica que Charles Bower invitó al baile, trajo como consecuencia una ola repleta de preguntas que respondía a menudo con la misma respuesta.
—¿A caso no entienden el significado de la palabra amigos?... ¿Ah, sí? Pues eso es lo que somos —repetía una y otra vez por lo menos unas quince veces al día. Muchos la llegaron a relacionar de manera romántica con ambos chicos.
Connor y Grace la entendían y por esa razón preferían mantenerse callados. Sin embargo, otros estudiantes no paraban de hostigarla con un centenar de preguntas. En cambio, Hermes era otro caso, puesto que a pesar de intentar mantenerse neutro ante la situación por la que pasaba su ex, no pudo lograrlo y fue uno más de los que no paraban de preguntarle sobre ambos chicos, a lo que ella se limitaba a ignorarlo.
Otro detalle que tenía que agregar a sus dilemas personales, era que nuevos sentimientos comenzaron a crecer dentro de su corazón y, por más que ella quisiese ignorarlos, cada vez aumentaban muchísimo más.
Además, nadie que no fuera ella misma lo sabía, ni siquiera su mejor amiga, pues aún no estaba lista para comentarlo con alguna otra persona. Sus sentimientos eran un tema delicado, por lo que esperaría un poco más de tiempo para revelarlos a su primo y a su mejor amiga, y no estaba de más agregar que Tom sería el último en enterarse.
Al principio, le costó mucho aceptarlo, pero Tom logró meterse poco a poco en su vida y de alguna u otra manera, la cambió de buena forma. Asimismo, gracias a ese pelinegro narcisista y carismático, pudo olvidar a Hermes con mucha facilidad y ya no le preocupaba lo que hiciera o dejara de hacer junto a Ophelia u otras chicas.
Por otro lado, el tiempo siguió haciendo de las suyas y el mes de diciembre llegó, con ello el cumpleaños número diecisiete de Leia, por lo que ahora, ella se encontraba junto a Tom, Connor y Grace en la orilla del lago negro. Los cuatro jóvenes se hallaban conversando acerca lo que había sucedido en los últimos 6 años desde que ingresaron a Hogwarts.
—Yo creí que mi casa sería Gryffindor —opinó Grace, tomando un pedazo de tarta de frambuesa —, digo, casi todos en mi familia han estado en esa casa, pero yo he sido la excepción entre tantos.
—Hufflepuff es buena casa y creo que va muy bien con tu personalidad —agregó Connor, revolviendo el cabello de la chica.
Después del baile, el Slytherin se volvió más cercano al trío, en el especial a Leia, debido a que su atracción por la castaña cada día era más grande y él a diferencia de ella, no se esmeraba en ocultarlo, puesto a que no le interesaba que los demás lo supieran, en especial ella.
Sin embargo, había algo que lo hacía dudar en algunas ocasiones sobre revelarle como se sentía y eso era la presión que estaba sintiendo en los últimos días. Todos en el castillo ya sabían la razón y él no quería que la presión aumentara, lo único que quería era que Leia se sintiera tranquila.
—Recuerdo que una vez en primer año, Leia se asustó muchísimo al ver por primera vez al calamar y cayó al lago —reveló Connor, riendo —. Ese día no paró de llorar y parecía un tomate por lo roja que estaba.
En un instante, el rostro de la mencionada se encendió de la pena y le propinó un zape a su primo en la cabeza. Connor no dijo nada, en cambio, siguió riendo.
—Eso era un secreto entre los dos —le reclamó la castaña, contagiándose de la risa.
Tom rió al verla reaccionar de esa forma.
—No te preocupes, yo también pasé por algo vergonzoso —añadió el pelinegro, ganándose la atención de los otros tres —. En tercer año, la túnica me quedaba algo grande, así que sin darme cuenta, tropecé y caí, todo el zumo de calabaza cayó sobre mí y otro niño más pequeño.
—¡Yo recuerdo eso! —exclamó Connor, soltando una risa tan escandalosa que se ganó la mirada de otros estudiantes que merodeaban por el patio —. Estaba detrás de tí y quise ayudarte pero te fuiste demasiado rápido.
Leia y Grace los miraron divertidas y también rieron. Más tarde, la hora de abrir los obsequios llegó, por lo que la castaña estaba sumamente emocionada.
La primera en darle su obsequio, fue Grace y resultó ser una cámara. El motivo de tal regalo era porque la pelinegra sabía que su mejor amiga era apasionada de la fotografía. Le explicó que la compró en una tienda muggle y que Connor fue su acompañante.
Después, el aludido le entregó el suyo, que eran tres libros, dos muggles y uno del mundo mágico. El rubio sabía que antemano que la castaña amaba la lectura, así que desde el principio esa fue su opción. Leia, completamente agradecida, abrazó al par con mucha fuerza.
Y al final quedó Tom. El chico, antes de entregárselo, se aclaró la garganta y acomodó su corbata para darse aires de supremacía que siempre cargaba.
—No pensé que tendrías uno —musitó Leia, esbozando una sonrisa de oreja a oreja —. Me tomaste de sopresa.
—Ese es el efecto que dejo en las personas —se mofó el pelinegro, en forma de broma —. Anda, ya ábrelo que quiero ver tu reacción.
La castaña no titubeó y se apresuró a abrirlo. Quedó plenamente sorprendida al ver lo que era y sin esperar más, se abalanzó al chico, envolvió sus brazos al rededor de su cuello y besó su mejilla, sin medir sus actos. Y es que estaba tan impresionada de que él le diera un obsequio, que ni siquiera pensó en el momento y se dejó llevar.
—¡Me encanta! —casi gritó, emocionada.
No era la gran cosa, pero para ella, recibir algo de su parte la hacia sentir especial, porque tenía el conocimiento de que Tom no era una persona de dar cosas de la nada, a menos que fuera alguien importante para él. Por su parte, Tom sonrió y soltó una leve risita.
—Me alegra que te guste —dijo, admirando el rostro de la Hufflepuff.
Connor y Grace apreciaron la escena, divertidos.
El obsequio era una falda midi por debajo de la rodilla color marrón, una camisa blanca de vestir con mangas y para acompletar el look, unos zapatos estilettos negros.
—Alguien me comentó que este es tu estilo para vestir —añadió Tom, echando una mirada furtiva a Connor y volvió a sonreír al fijar su vista en Leia —. Te verás muy linda con esto puesto.
Leia no cabía de felicidad y comenzó a reír nerviosa, mientras que no paraba de agradecerles.
Solo venía a recordar que la ropa de la época es de los 40s, para que se den una idea de lo linda que es la ropa que Tom le dió a Leia como obsequio. Bye✨
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SLIPPED AWAY | Tom Riddle.
RandomSA | ❝ Déjame tomar tu mano y demostrarte que hay un camino hacía la tranquilidad.❞ Siempre se solía decir que la amabilidad y la lealtad de un Hufflepuff no encajaría jamás con la astucia y ambición de un Slytherin, pero que grande equivocación. Le...