SA | ❝ Déjame tomar tu mano y demostrarte que hay un camino hacía la tranquilidad.❞
Siempre se solía decir que la amabilidad y la lealtad de un Hufflepuff no encajaría jamás con la astucia y ambición de un Slytherin, pero que grande equivocación. Le...
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the nice snake
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Al día siguiente, Leia se encontraba junto a Connor bajo la sombra de un árbol que se encontraba cerca del lago negro. La castaña se hallaba leyendo, mientras que su primo intentaba resolver un acertijo muggle que venía en uno de los periódicos que le había enviado su padre.
—Agh, odio esto —exclamó Connor, levantando ambos brazos en señal de rendición.
—Pero si acabas de comenzar —apuntó Leia, mirándolo por encima del libro —. Los acertijos muggles son más fáciles de lo que crees.
Connor, que se encontraba recostado en el pasto, se incorporó e imitó la posición de su prima, recargarse sobre el tronco del árbol.
—Eso dices tú porque ya te los sabes.
Leia bufó ante la actitud tan reacia de su primo y después de eso, le dió un leve golpe en la nuca. Connor hizo una mueca y llevó su mano derecha al área afectada.
—Tengo la sospecha de que el sombrero seleccionador se equivocó al mandarte a Hufflepuff, de verdad eres muy pesada cuando te enfadas y no tienes tanta tolerancia, ni paciencia —comentó el chico, sin quitar su mano de su cabeza —. Pienso que vas mejor en Slytherin.
—Soy Hufflepuff, no idiota —objetó la castaña —. Que sea una tejona no implica que tenga que ser dulce todo el tiempo, todos tienen estereotipos equivocados acerca de mi casa.
Connor abrió la boca para decir algo, pero al instante la cerró, tal como un pez fuera del agua. Podía notarse que estaba apenado porque sus mejillas se sonrojaron un poco.
—Tienes razón. Lo siento, Leia.
—No hay problema, no eres el único que me lo ha dicho últimamente.
—¿Ah, no? —cuestionó Connor —. ¿Quién más lo ha hecho?
Leia arrugó la nariz, demostrando un poco de desagrado.
—Riddle.
Entonces, su contrario cambió su semblante de duda y pena, a uno de picardía total, pues levantaba y bajaba ambas cejas. Ella ya sabía lo que eso significaba cuando él hacía eso.
Por instinto, llevó ambas manos a su rostro y lo cubrió, pidiendo a Merlín que esta vez fuera la excepción, pero no lo fue.
—Como que Tom se ha comportado de una manera muy amable contigo estos últimos días, ¿no lo crees?
—Sí, claro —ironizó ella, aún en la misma posición —. También me ha molestado lo suficiente para que no me termine de agradar.
Connor hizo un ademán con su mano derecha, restándole importancia.
