SA | ❝ Déjame tomar tu mano y demostrarte que hay un camino hacía la tranquilidad.❞
Siempre se solía decir que la amabilidad y la lealtad de un Hufflepuff no encajaría jamás con la astucia y ambición de un Slytherin, pero que grande equivocación. Le...
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the big wedding
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No podía creer lo que estaba sucediendo, todo era tan irreal, tal como si estuviera presenciando un maravilloso sueño del cual no quería despertar jamás. El día que más ansiaba con fervor por fin lo estaba presenciando. A tan solo un mes desde que pasó la graduación habían planeado la gran boda.
Justo en ese momento se encontraba sentada frente a un tocador color perla mientras que su madre se encargaba del peinado. Un elegante moño alto y unos cuantos mechones rizados que caían por su rostro.
—No puedo creer que los muggles coman ese extraño tipo de pan redondo que sabe tan exquisito —mencionó Ophelia admirada, al mismo tiempo que terminaba el maquillaje de Leia.
La castaña rio con diversión y negó un poco.
—Su nombre es pizza.
—Oh, sí —asintió con entusiasmo —. El maquillaje está listo.
La rubia se apartó un poco de y observó detenidamente su trabajo junto a la señora Redmayne. Ambas mujeres llevaron sus manos hasta sus labios para retener un grito de emoción.
—¿Cómo me veo? —preguntó la castaña con los nervios a flor de piel.
—¡Te ves hermosa! —chillaron su madre y Ophelia al mismo tiempo.
Ante la sincronización de sus contrarias, Leia comenzó a reír y negó con la cabeza.
—Entonces ya estoy lista.
Estuvo a punto de ponerse de pie, pero las manos de Ophelia la detuvieron, provocando que con la misma volviera a tomar asiento.
—Aún falta algo —la rubia se acercó al clóset y sacó una canasta—. Es el toque final.
No recordaba que faltara un detalle más, por lo que comenzó a repasar en su mente algo que tal vez había olvidado, pero no pasó.
—No estaba en la lista de los deberes de hoy, pero es algo que Connor y yo pensamos que te quedaría lindo. Es un pequeño detalle.
Para finalizar, Ophelia sacó unas hermosas blancas hortensias y las acomodó en su cabello.
—Es hermoso —murmuró la castaña, admirando su reflejo —. ¡Por Merlín, me veo tan linda!
—Y todos sus sinónimos —secundó su madre, conmovida y la envolvió entre sus brazos —. Estoy tan agradecida de tenerte, mi niña. Eres un sol y una bendición para tu padre y para mí.
