Destino Inesperado

Capítulo 6: El plan más loco de todos

Jayden

¿Qué mierda acaba de pasar?

Estoy sentado en las gradas escuchando música y mirando a unas niñas jugando voleibol, pero realmente no estoy aquí. No dejo de darle vueltas y vueltas al asunto. Isabela es rara, tengo que admitirlo, pero cuando empezamos a hablar bueno… no sé.

Pero aparentemente el que le gusta es Carlos. Las chicas son un caso imposible. Cómo rayos le vas a escribir a un nene si no es el que te gusta, ¿no es más fácil escribirle al que te gusta? Así nos evitamos estas confusiones.

Realmente no creo que Isabela tenga suerte con Carlos ¿Por qué? Carlos es mi amigo y tal vez no nos hablamos de quién nos escribe, pero si hablamos de quién NO nos escribe. Y la chica que no le escribe a Carlos es Jordanny. Exacto, la amiga de Isabela.

Carlos lleva colado de ella desde la intermedia y aunque Jordanny al principio dio señales de corresponder a ese sentimiento todo cambió en octavo. Ella se independizó más y bueno, dejó a Carlos para segundo plano. Pero el tío sigue atrás de ella, aunque sea desde las sombras. Por eso sé que Isabela no tiene oportunidad con Carlos.

Me cansé de estar perdido en mi mente así que me paré y bajé de las gradas.

-Oye, hola. Eh, mi amiga dice que eres lindo. -me interrumpió de mi huida una de las nenas que estaba jugando voleibol, parecía que tenía 14 años.

Cuidado chaval, que eso es ilegal.

Tranquilo galán, sé dónde meterme.

-Dile que gracias, es bueno saberlo de vez en cuando. – le dije a la chica mirándola de arriba abajo, mm-hmm, nerviosa, esto es fácil.

-Ehh, okey…- se le escapó una sonrisa. - ¿Me puedes dar tu número?

- ¿Para ella o para ti?

-Bueno…

Mientras me va a contestar muevo un poco mi cabeza para que tenga más acceso a ver mi cuello y le sonrío de lado con una mirada mmm...pícara.

La chica se queda mirándome los labios y al darse cuenta de que llevaba mucho tiempo haciéndolo desvía la mirada hacia sus amigas.

Esto es oro, me pasaría todo el día viendo esto.

-Tranquila, nena. – le digo melosamente ya un poco apresurado por irme. – Toma. – empiezo a sacar mi teléfono y prendo la pantalla.

 Cuando lo hago veo una notificación de mensaje y me meto a la aplicación para verlo. Era Isabela, había enviado un mensaje al grupo del salón preguntando cuándo nos íbamos a reunir para hacer el trabajo de historia. De momento ya no quería darle mi número a esa chica. Y procedí a hacer lo más lógico en esa situación, busqué el número de mi gran amigo Carlos.

-Es este. -le dije mostrándole mi pantalla para que copiara el número. Ella muy obediente lo anotó y empezó a escribirme.

-Espera, no me escribas ahora, hazlo más tarde ¿sí? – no esperé a que me contestara, le guiñé un ojo y me largué de ahí, ya Carlos me lo perdonara.

Sin mirar atrás empecé a caminar hacia los pasillos para subir al tercer piso donde siempre Carlos, unas chicas del aula y yo comíamos lo que nos comprábamos, porque comer la comida del comedor era un suicidio.

Ya estaba por el segundo piso cuando me percato que me toca subir por la escalera donde hace una hora estaba la protagonista de mi bloqueo cerebral. ¡Cómo una chica podía ser tan…tan... tan ella! Era desesperante. Inconscientemente puse mi mano en el bolsillo, saqué mi paquete de chicles y me metí uno en la boca.