Epílogo

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-Como no salgas en cinco minutos de ese baño Jordanny me va a llamar amenazando mi vida diciendo que vamos a llegar tarde.

- ¡Ya estoy casi lista!

-Eso dijiste hace diez minutos y míranos aquí.

 Desesperada por la urgencia de Jayden salí del baño alisándome el vestido y mirándome en el espejo completo que había en mi cuarto.

-No, de ninguna manera irás con ese vestido.

- ¿Qué?

- ¡Se te ven los pensamientos!

-Jayden. - tomé aire. - No me llega ni al muslo.

- ¡Pero está arriba de la rodilla!

-Eres un exagerado.

-Como vea a un solo chico mirándote las piernas le rompo la cara.

Negando fui hacia él y le planté un beso.

- ¿Sabes?, tal vez no tenemos que acompañar a Jordanny y Carlos, podemos quedarnos aquí admirando ese vestido.

-Ni hablar. Llevamos planeando esto hace un mes. – él rodó los ojos fingiendo molestia.

-Como sea, sonaba más divertido quedarnos aquí.

Terminé de ponerme los zapatos y Jayden me sostuvo la puerta para salir. Nos despedimos de mis padres que estaban viendo una película de suspenso, así que no nos prestaron mucha atención, y nos montamos en el carro de Jayden.

- ¿Ya te enviaron la ubicación?

-Jayden, yo planeé esto, así que sé dónde es.

-Cierto, me había olvidado de que llevaste todo el mes de mayo diciéndonos que querías hacer esto en verano. 

-En mi defensa esto en uno de mis sueños cliché en pareja.

- ¿Hacer una cita doble en un parque para lanzar una lámpara de papel al aire y contribuir al desastre de contaminación es uno de tus sueños cliché?

-Qué poco romántico eres. -me crucé de brazos enfurruñada. Él quitó una mano del volante para sostenerme el mentón y hacer que girara mi cabeza hacia él para mirarlo.

-Soy romántico cuando quiero. – y se acercó a mis labios para besarme y volver a mirar al frente.

-Eso es jugar sucio.

-Lo que tú digas. – y encendió la radio poniendo una canción de Bruno Mars, nuestra favorita.

Luego de unos veinte minutos llegamos a nuestro destino, un parque en medio de la nada e inmenso. Jayden entró en uno de los estacionamientos que había al aire libre y dio unas cuantas vueltas hasta que encontró un buen aparcamiento.

-Por qué las personas no pueden simplemente estacionarse bien o no venir, eso sería mejor. Qué es, que les regalan las licencias o qué.

-A lo mejor. – contesté divertida mientras tomé su mano después de que abrió mi puerta.

El lugar estaba lleno. Había muchas parejas y grupos de amigos, pero casi no había niños.

- ¿Dónde están? – peguntó Jayden mientras caminábamos por entre medio de toda esa gente.

-No lo sé. - saqué mi celular y llamé a Jordanny.

- ¿Hola?, ¿Hola? ¿Me escuchas? Que te calles Carlos que no escucho. Hay perdón, sabes que te amo. -se escuchó el sonido de un beso mojado.

- ¿Jordanny? – no pude evitar hacer una mueca de asco.

-A, sí, perdona, ¿qué quieres?

-Saber dónde rayos están metidos. – dije mirando a todos lados tratando de identificar su melena rizada.

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