Capítulo 7: La Confusión

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Jayden

Cuando había terminado de comer mi trozo de pizza decidimos bajar del salón, como siempre, a las 12:25 para que el maestro no nos volviera a regañar. Estaba un poco molesto con Carlos por haberme dejado solo con todas esas chicas. Y todo por haberse ido con Isabela. No necesitaba que él me lo dijera, era obvio que estaba con ella.

- ¿Oye, vamos a la maquina a comprar algo? -me pregunto una de las chicas.

-Neh, no tengo hambre.

- ¿Seguro? No comiste casi nada.

-Mm-Hmm.

-Bueno, nosotros vamos. Nos vemos en el salón.

-Dale.

Realmente sí tenía algo de hambre, pero no me apetecía tener que bajar al lobby para comprarme solo unas papitas que estaban llenas solo hasta la mitad de la bolsa. Así que decidí seguir mi camino al salón.

Cuando bajé las escaleras empecé a escuchar risas en uno de los descansos, genial, iba a tener que ver a otra pareja besándose o algo así. No es que no me guste, pero prefiero ser el protagonista que el receptor.

Empecé a sacar el teléfono de mi bolsillo trasero para poder hacer algo mientras pasaba al frente de la parejita enamorada, pero cuando vi quienes eran me detuve de golpe.

- ¿Isabela?

-Ah, eeh Jayden…, ¿ya vas al salón? –  luego de mirar fijamente a Isabela miré a Carlos que acababa de hablar.

-Sí, como siempre hago a esta hora en esta escalera. -dije más brusco de lo que debí.

La realidad es que ya estaba de mal humor des antes y ver a Carlos con Isabela era la gota final ¿Por qué? Ni idea.

¿Celoso Potter?

   Ni un poco…

- ¿Y se pude saber qué estaban haciendo ustedes dos aquí juntos riéndose?

- No tienes por qué molestarte. - contestó Isabela.

Perfecto, lo último que necesitaba, que Isabela no estuviera de mi lado.

-Pues la verdad sí tengo por qué molestarme ya que mi mejor amigo me dejó solo con unas chicas durante media hora por... por ella. – digo señalando a Isabela con desprecio y enojo, pero no por ella, si no por Carlos.

Ella pues claro no lo sabía, y la mirada que me dirigió después de eso fue una molesta y dolida…

-Pues perdona que tu “mejor amigo” te haya abandonado por querer pasar tiempo conmigo.

-Ya quisieras que él pasara tiempo contigo. – volteé los ojos.

-Pues sí, él por lo menos no necesita que quince chicas lo rodeen. – se cruzó de brazos.

- ¿Estás celosas? – dije divertido.

- ¿Celosa yo? Yo no soy la que está discutiendo con mi amigo por estar hablando con una nena. –

¿Yo estaba haciendo eso?

- ¿Chicos?

-Jaa, o sea que te crees que la razón por la que estoy molesto es por ti ¿de verdad? – y tenía toda la razón, por alguna cosa del destino esta situación me colmaba la paciencia.  

-Pues claro que es por mí, o por que más va a hacer.

-Ya te dije que es porque él me dejó solo.

- ¿Chicos?

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