『10: Enfermo』

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¿Y si los enfermos mentales en realidad fueran los que ven las cosas con mayor claridad?

¿Y si los enfermos mentales en realidad fueran los que ven las cosas con mayor claridad?

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Hace 14 años.

California, Estados Unidos.

Un pequeño niño de 6 años se encontraba mirando fijamente a través del vidrio de aquella habitación de hospital.
Su manito se había pegado al cristal. Por nada del mundo quería separarse de su hermano gemelo.

Alan estaba conectado a una "gran máquina ruidosa", como la había bautizado Killian. Su padre había muerto en el accidente de auto en donde él y su hermano iban.
¿Por qué no podía entrar a apoyar a su hermano? Eso es lo que él se preguntaba. Las enfermeras le habían dicho que era peligroso, sin embargo, él sabía que su gemelo se sentiría mejor si sentía que estaban juntos

–Por favor, despierta, despierta.

Sus ojos estaban cristalizados y su respiración agitada.

Mientras tanto, a lo lejos dos doctores eran espectadores de lo que sucedía.

–Pobre niño...Su madre murió en el parto de ambos, su padre hoy a causa de un camión que los embistió, y ahora su gemelo se encuentra en estado crítico.

–¿No tiene más familiares?

–Lamentablemente no– suspira –Al parecer solo hay una vecina que los cuida mientras el padre trabaja, pero no viene aún.

El único error que había cometido la vecina había sido dejar ir a Alan a pasear con su padre por el parque; Killian, mientras tanto, estaba plácidamente dormido por lo que no los acompañó.
Ahora se encontraba completamente solo.

Muchos adultos vestidos de blanco y otros de celeste entran corriendo a la habitación. Una mujer con sonrisa bonita levanta a Killian con intenciones de alejarlo de aquel lugar lleno de ruido. Un fuerte "Biiiiiiip" se oía.

Ese sonido jamás saldría de su memoria.

–¡No no no! ¡Quiero a mi hermano! ¡Mi papá se fue. No quiero que él también se vaya!– llora, grita, intenta zafarse de los brazos de la desconocida, pero no hay nada que hacer.

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El niño se hace adolescente. Los años pasan en el orfanato con monotonía. Sus ojos azules habían perdido todo brillo en él, estaban apagados.

En su cumpleaños número 14 uno de sus maestros en el establecimiento le regala lápices especiales y un cuaderno. El adulto era el único que lograba intercambiar más de dos palabras con él.

–Para que dibujes Killian.

–¿Cómo supo que me gusta dibujar?– recibe el presente con seriedad. 

Capricho (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora