『8: Peligro en tacones』

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Cuando un ser querido muere, se entierra más de un corazón en el mismo ataúd.

Cuando un ser querido muere, se entierra más de un corazón en el mismo ataúd

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Estación de Policía. Nevada, Estados Unidos.

En el recinto policial cada quien hacía lo suyo. El corpulento hombre de treinta años avanza a grandes zancadas hasta llegar a la oficina del comandante, haciendo lucir su habitual y elegante smoking. Su cabello castaño pálido hecho hacia un lado de manera desprolija hacía que el look de hombre formal se viera perturbado.
Así se podía definir la personalidad del oficial Nicolás Marshall, perturbadora. No en el sentido malicioso de la palabra, sino en lo impredecible y cambiante que podía ser al enfrentar cada uno de los casos que se le asignaba.

Esta vez estaba frente a un caso que parecía más pequeño de lo que en realidad él pensaba.
Solo la punta del Iceberg estaba siendo vista.

–Señor, recaudé información vital para la investigación.

–¿Qué me puedes decir de ellas?

El comandante de la policía abrió el expediente de los últimos asesinatos y esperó el informe con aburrimiento.

–Zafiro Rose: rechazada por sus padres desde su nacimiento, pero rápidamente adoptada por Victoria. Se desconoce la identidad de los padres biológicos de la joven;
Teófila Marston: creció con un padre abusivo que terminó acabando con la vida de su madre. El hombre falleció en circunstancias extrañas años después;
Sabrine Myers: Perdió a sus padres en un accidente de auto. Quedó a cargo de sus dos hermanos menores, un niño de 9 y una niña de 5.

–¿Antecedentes?

–Ninguno. Están completamente limpias.

–¿Las tres se conocieron en el Burdel?

–Afirmativo. Zafiro estuvo en el negocio por los lazos con su madre, Teófila llegó escapando del infierno de casa. Debía conseguir dinero con el cual pagar las cuentas que no pagaba su padre.
La última, Sabrine no sé cómo llegó a parar allí. Mi teoría es que llegó allí por desesperación.

–¿Y cuál es su relación con el incidente de la semana pasada?– El jefe se reclina en su sillón y cruza los brazos.

–Las tres mujeres fueron identificadas por las cámaras de seguridad, merodeando alrededor de la casa de la víctima en los días previos al asesinato.

–Son prostitutas, Marshall ¿Cómo sabes que no fueron a...otorgar sus servicios?

–Son prostitutas, así es, pero exclusivas–  Nicolas aclara su garganta –Fui al burdel una vez y sus tarifas era altas. La victima era un simple contador que, si me lo permite, podría afirmar que no tendría el dinero suficiente para pagar siquiera una noche con esas damas.

El comandante asiente dándole la razón.

–¿Qué se sabe del difunto?

–Tenía denuncias de violencia domestica reportada por su esposa. Al parecer...La policía no hizo mucho.

Capricho (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora