『11: ¿Lobas o corderas?』

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"Si dejáramos de guiarnos por las apariencias, podríamos llegar a entender que tal vez el lobo no fue el malo del cuento, sino la Caperucita"

"Si dejáramos de guiarnos por las apariencias, podríamos llegar a entender que tal vez el lobo no fue el malo del cuento, sino la Caperucita"

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A sus espaldas, Thomas mira con preocupación la situación. Está a punto de salir a llamar a Steven cuando la chica levanta la mano sin apartar la vista de Alan.

–No hagas nada Tom, puedo controlarlo.

Con seriedad Alan guarda sus manos en los bolsillos de sus pantalones, manteniéndose en silencio. La calma que el chico estaba manteniendo confundieron a Evolet. Ella esperaba algún tipo de comentario cargado de doble sentido, o alguna intensión de tocarla sorpresivamente. Así es como había interpretado que sería el chico.

Pero el tipo frente a ella no hacía nada más que observarla.
Eso le molestaba de sobremanera.

–Vete– Zafiro señala la puerta.

–Es lo que estaba haciendo hasta que mencionaste algo de mis huevos– aparta la mirada de su persona y regresa a la barra –Ahora tengo sed. Una cerveza, por favor.

El cambio trascendental de actitud la saca de sus casillas. Antes la había desafiado poniéndose enfrente de su arma, pero ahora actuaba como si nada hubiera ocurrido.
La joven mira al anciano y niega en señal de que no haga caso a lo que el peliblanco solicitó.

–¿Quieres que te golpeen otra vez?– ella enarca una ceja.

–Me da igual– Alan se encoge de hombros.

–Idiota.

–Oye ¿qué motiva a una mujer a convertirse en prostituta? Me parece de lo más interesante saberlo.

–Lo mismo que te motivó a volver a ti a volver a un lugar en donde podrían matarte.

–¿Curiosidad? Porque eso fue lo que me motivó a venir. Si estás en tu profesión por mera curiosidad, déjame decirte que has elegido una de las opciones más sacrificadas– Alan dejó de mirar a Evolet y le habló al barman –¿Te imaginas entregar el culo por mera curiosidad? Auch.

–Idiota– susurró molesta –Tom, si dentro de 2 minutos él no se va llamas a Steven– Sin querer soportarlo un momento más se dispone a volver por dónde vino.

–Evolet. Así te llamas ¿No?

Ella lo mira por sobre los hombros.

–Sí.

Evolet se aleja aún más confundida que antes. Por supuesto que él sabía su nombre, lo habían gritado aquella noche antes del espectáculo, luego su madre la mencionó en su presencia.
Le estaba irritando que el chico de ojos claros pero mirada oscura se hiciera el desentendido tan despreocupadamente.

–Bonita pero gruñona ¿No crees?

El comentario de Alan no hace reír al barman.

–Debería irse pronto joven, no es bienvenido aquí– recomienda Tom disponiéndose a limpiar copas.

Capricho (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora