『16: Cacería』

136 9 3
                                    

La anatomía femenina es perfecta y sublime. Muchas guerras y batallas comenzaron por la codicia hacia una mujer, solo que esas cosas no se cuentan porque para el hombre sería una debilidad admitirlo.

Las emociones de Zafiro estaban tomando control de su mente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las emociones de Zafiro estaban tomando control de su mente. Odiaba admitirlo pero así era.

Una semana había pasado desde que había visto por última vez a Killian.
En esos siete días se había metido de lleno con el trabajo de estadística del robo. Habían estudiado meticulosamente cada detalle otorgado, inconscientemente, por el banquero la vez en que las chicas se habían metido entre sus sábanas.

–Dieciséis cámaras en planta baja, doce en el segundo piso, y cinco más al rededor de la caja fuerte. Esa es la información que nos dieron Jonny y los demás– enumera Victoria –Steve, tú llegaste a ver la bóveda. Dinos más.

–Al solicitar ver el interior de la caja, para asegurarme que mi valiosa herencia estuviera segura, tomaron todos mis datos. Tienen monitoriado quién sale y quién entra. Luego me guiaron por un largo pasillo con las paredes cubiertas de espejos. Investigué con un contacto, me reveló que detrás de ellos hay hombres controlando los rostros e identidades de quiénes entran, incluso les sacan fotos. 

–¿Qué hay de la seguridad de la caja en sí misma?–pregunta preocupada Zafiro.

–Como era de esperarse, es enorme. Se necesita un código específico para entrar. Este mismo lo tiene el tesorero, quién a su vez fue quien me mostró el lugar.

–Se lo quitamos y ya. Suena sencillo– habla Sabrine llevándose una paleta a la boca.

–No lo es. El código cambia cada 3 minutos, todo es digital y los números aleatorios. El único que tiene acceso a un código universal es el dueño del banco, en su celular. Pero si lográramos tenerlo seguiríamos necesitando su huella para entrar.

–No es una opción. Mucha exposición. Continúa con los códigos aleatorios– dice la jefa.

–Se ingresa un código que el tesorero recibe de los hombres detrás del espejo, luego tienes tres minutos para hacer lo que debes hacer dentro sin que la puerta se cierre. Intenté fingir un mareo para estudiar qué sucedía si el tiempo se acababa. Resulta que el tesorero debe utilizar el reconocimiento de huella dactilar, que está por el lado de adentro de la puerta, para abrir nuevamente.

–Es decir que si lográramos conseguir el código de los vigilantes por nuestra cuenta y entrar, solo tendríamos menos de tres minutos para robar más de 50 millones de dólares en oro, joyas, y adorado billete– suspira la ojiazul llevando su mano a las sienes.

–Exacto.

–¿De qué material es la puerta? ¿Hay alarmas? ¿Podríamos forzarla de alguna forma?– una lluvia de preguntas salen de la boca de Sabrine, que a su vez estaba poniéndose cada vez más nerviosa.

Capricho (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora