Era experta en meter la pata, eso lo supe desde qué tenía diez años cuando estaba en el colegio y un chico me regaló chocolate y por el nervio se lo lancé en la frente. Nunca más me volvió mirar.
También tengo una anécdota dónde demostré mis dotes para cargarla, mi profesora me encargó de cuidar a su pequeño pez y por razones desconocidas terminó en el retrete.
Fue sin querer.
Hoy en la fiesta no sería diferente, al único que conocía era a Steven así que cada pendejada que el chico proponía yo lo apoyaba como una buena amiga.
Sin darme cuenta...bueno tal vez estaba ahí desde el inicio por su toque de misterio...Creo que en cierta manera había desarrollado sentimientos hacía Aries. No estaba enamorada de él, eso era imposible, pero tenía algo que llamaba mi atención. Me arriesgo a decir que me gustaba.
Ese chico con su carácter de mierda, que prácticamente me obligó a meterme en su jodido y enfermo mundo... despertó cosas en mí.
Esas cosas no son malas, solo si son correspondidas, en este caso no era así y yo andaba molesta por ello.
Mi cabeza era un desastre no dejaba de pensar en Chanin, si ella vio la marca en mí, se acercó, se quedó y se convirtió en mi única mejor amiga, ahora se sentía bien feo ser traicionada.
Papá dice que la traición duele, según de la persona que venga.
A mí esta me andaba consumiendo.
—No sé en qué mierda andas reflexionando, pero debes probar esto —Soren que había desaparecido hace unos minutos volvió con un vaso en sus manos.
Lo llevé hasta mi nariz en busca de captar su olor.
—¿Qué es?
—Yo le llamo la Sorenbebida...
Al parecer me cayó falta, mi pequeño organismo no estaba acostumbrada a ingerir alcohol.
El bosque daba vueltas conmigo y yo bailaba con los árboles. Media academia estaba reunida aquí, música, chicos guapos, gente enrollándose. Después de todo si estaba disfrutando.
—Quiero más —le pedí a Steven.
Me miró de arriba abajo y soltó una carcajada: —Estás borracha.
—No lo estoy —lo fulminé con la mirada, la lengua se me arrastró.
—¡Joder! Aries me va a matar —se pasó las manos por el rostro— Tienes que venir conmigo, el agua fría te hará sentir mejor.
—Yo me siento de puta madre, estoy rodeada de asesinos —grité. Ok, creo que sí estoy un poco borracha.
—Ven conmigo, por favor.
Terminé cediendo, me agarró del antebrazo para no caer, ya que al parecer mi rostro quería darle un besito a las raíces de los árboles.
—Pero mira a quién tenemos aquí —sentí una voz de pito que se cruzó en nuestro camino—. La noviecita de London Clein.
—Llevamos prisa —Soren intentó esquivarla, pero ella volvió a abrir su boca:
—Al menos permíteme conocer a mi cuñada.
Pues fue ahí cuando me fijé en su rostro, en lo fea que era y en lo mucho que ya la odiaba por el simple hecho de estar con Aries.
Empujé un poco a Soren para soltarme de su agarré, me detuve frente a ella, la típica niña fresa de perfecto maquillaje.
—Mucho gusto, cuñadita —alcé mis manos para saludarla, aunque esa no era mi intención.
En mi cabeza todo pasó muy rápido, como la última persona que había tocada fue a Soren, me concentré en su poder y arrojé a la muy estúpida por los aires.
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Foordel ✓
Science FictionFoordel guarda un oscuro secreto, algo realmente aterrador que los habitantes del pueblo ignoran por completo. Y yo... bueno, yo no soy más que una persona común, pero acabo de descubrirlo. Ahora me encuentro en una encrucijada, sin saber qué camin...