—No te puedes ir —la castaña se interpuso en mi camino— Es una locura y lo sabes. Algo se nos ocurrirá.
—Estamos sentenciados a muerte. Me entrego y quizás pueda salvar a todos. Sin que nadie muera.
—Es que la que va a morir eres tú si te entregas —me empujó hacia detrás— Abre los ojos. Todos queremos ayudarte, pero está no es la vía.
—Chanin tiene razón —mi madre levantó la vista del suelo— Si vas sola no tendrás ninguna oportunidad, en cambio, yo puedo ir contigo.
—Yo no dije eso —Chanin protestó y se llevó las manos a la cabeza— Todos aquí están locos.
—Querida, entiendo que lo único que quieras es cuidar de mi hija, y lo has hecho mejor que nadie durante todos estos años, pero Jhons no se detendrá. De cierta manera yo soy la culpable de todo esto y tengo que afrontarlo.
Los chicos permanecían en silencio mientras mi madre hablaba con Chanin.
—Bien —puso su boca en línea fina— Volveremos todos al instituto. Juntos, en equipo.
—Nadie merece morir por mi culpa.
—Aún no tenemos claro ni el por qué de esta guerra, pero no te dejaremos sola —London se puso de pie y el resto hizo lo mismo.
Íbamos en silencio como personas que sabían que sería su último día de vida. Chanin y London iban tomados de la mano, Steven pateaba con sus enormes botas cada piedra o rama que se cruzaba en su camino. Tihan estaba con las manos metidas en los bolsillos y los audífonos puestos.
Yo iba al lado de mi progenitora sin dejar de mirarla.
Tantas dudas.
Tan poco tiempo para aclararme.
Caminamos durante horas hasta volver, la academia tenía todas las luces encendidas, lo más rato es que no había absolutamente nadie por todo sus alrededores.
A paso firme entramos. Mi mamá soltó un suspiro y abrió su boca:
—Tanto tiempo lejos de casa, para al final acabar de nuevo aquí. Parece como si los años no hubieran pasado. Sigue tal cual la dejé hace diecisiete años.
Las puertas se abrieron y Dixon nos recibió con una sonrisa en sus labios.
—Esperábamos ansiosos su llegada —bramó, London lo fulminó con la mirada. El rubio no se inmutó y Steven le tiró un beso.
—Iris, Chanin —la voz chillona de Rianna hizo eco en los pasillos— Tienen que acompañarme, los chicos irán con Dixon, por cierto tu madre también va con nosotros.
Lo menos que quería ahora mismo era un pleito con Rianna, así que visto como estaba la situación hicimos lo que nos pidió. Entramos a una habitación.
—Son de su talla —la rubia señaló los vestidos blancos sobre la cama— Uno para cada una, quiero que se arreglen y luzcan hermosas.
Chanin intentó dar un paso hacia ella, me crucé en el medio y le regalé una media sonrisa.
—Muy bonitos los vestidos —dije con hipocresía—¿Nos dejas a solas para arreglarnos?
—No les conviene ponerse a inventar —chasqueó sus dedos— Recuerden que están en mis manos.
Puse los ojos en blanco y le regalé una falsa sonrisa.
—No te preocupes.
«La odio»
Salió dando la privacidad que necesitábamos.
—Seguiremos su juego en todo momento —informo— No tenemos otra opción, ya veremos en que termina todo esto, pero por ahora nada de enfrentarla.
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Foordel ✓
Science FictionFoordel guarda un oscuro secreto, algo realmente aterrador que los habitantes del pueblo ignoran por completo. Y yo... bueno, yo no soy más que una persona común, pero acabo de descubrirlo. Ahora me encuentro en una encrucijada, sin saber qué camin...