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  La arena seguía manteniendo rastros de calor a pesar de que el sol se estuviera ocultando en el horizonte, tiñendo ,momentáneamente, el cielo de naranja.

  El mar por su parte seguía en el mismo lugar que ayer, como Yoongi, que ya se había vuelto parte del paisaje.

  Desde su colorida manta tocaba la guitarra; primero practicaba alguna de sus últimas composiciones, luego aguardaba a que la gente se terminara de ir para comenzar a componer nuevas melodías.

  Algunas recordaban al mar de las noches, tosco y frío. Otras se asimilaban más al sol, llenas de alegría y tranquilidad para el alma. Un par sonaban como el viento: pasajeras pero memorables. Y otras calcaban a la perfección la imagen de Yoongi.

  Sin embargo ninguna tenía letra, y no por gusto propio. Él intentaba e intentaba, pero las rimas no salían de su boca a pesar que tenía un don para cautivar con su forma de hablar.

  El hueco argumental que Yoongi sentía en sus canciones lo estaba completando un joven compositor, que desde las alturas seguía de cerca la novela de la tarde que brindaba el guitarrista.

  Se sentaba a oír sus protestas y frustraciones para convertirlas en íntimas letras que , algún dia, serían entregadas al pelimenta, con el fin de que sean unidas con el ritmo que les corresponde.

  Pero ese día no llegaría pronto. al principio lo postergaba con la escusa de que era raro llegar y entregar un cuaderno con letras a un completo desconocido. Con el tiempo se planteando la idea de hablarle casualmente hasta que llegaran a tener confianza, pero sabía que Yoongi no accedería tan fácil a mostrar su música.

  Siempre lo oía quejarse sobre lo introvertido que era y lo mucho que le costaba no huir de la gente nueva, así que estaba descartado.

  Hace unas semanas noto que el libro en el que escribía las letras se le acabarían las hojas, entonces termino por decidir esperar. Esperar hasta terminarlo para dejárselo junto a una carta que explique todo sin tener que invadirlo personalmente.

   Ahora, no podía aguardar más para saber que pasaría si lo hacía. "Quisiera estar allí contigo" susurraba con el mentón en una biga de madera. "Necesito estar a tu lado y no de porque" decir que estaba enamorado era poco. Se sentía bien cada que lo escuchaba a pesar de que las palabras no eran para él.

- Mierda, ya hace frio- el chico comenzó a doblar su manta y a guardar su guitarra en el estuche- si el atardecer fuerza constante perdería su gracia. La caída del sol vendría a ser un "adiós" para las olas.

  las palabras de Yoongi parecían poesía, tanto así que con estas, Nam decidió darle título a la última canción de libro, "adiós a las olas", todavía tenía tiempo para escribirla, mañana volvería al mismo lugar y se adentraría en su misión.



  Luego de un largo rato viendo el techo, las manchas de humedad comenzaron a tener formas raras. Algunas eran felices y otras parecían estar horrorizadas. Ese fue el límite para darse cuenta que ya era hora de levantarse para cenar.

  Namjoon lidia con depresión y trastorno disociativo desde joven. Al momento de mudarse solo logró mejorar, pero las pocas energías suelen seguir presentes.

- ¿Que debería hacer?- pensó en vos alta mientras picaba el tomate.

  Con exactitud, viví solo desde los 18 años, siempre anhelo su libertad. El declive total de su estadía en la casa familiar fue cenado se enteraron de que era Gay.

Los pueblos costeros no son reconocidos por ser los lugares más liberales. Las familias de allí no cambian de ideologías al pasar de los años, y eso no va con Nam, que aparte de ser Gay era músico. "Una decepción" a palabras de su podré.

Las chances que tenía para mudarse a la ciudad no eran muy amplias. Las opciones se relacionaban con el trabajo de obra o las universidades.

El trabajo de fuerza estaba claramente descartado, así que aunque estuviera un poco fuera de sus planes envío solicitudes a las 2 facultades de arte que habían en Seúl. Un par de meses después, la aceptaron en una de ellas, con la condición de que viviera fuera del campus ya que eso no se incluía en la beca. Así que ahora, con una beca en mano pero sin lugar de residencia, tendría que pensar en aceptar lo que estaba esperando hace tanto.

- Seokjin hyung debe de tener alguna habitación libre- Nam no era el único que se había hartado del pueblo, Jin se había ido antes que el a residir en uno de los departamentos del edificio de sus abuelos.

Emplató la preparación mientras se preguntaba en cómo conseguir trabajo lo antes posible. Sus ahorros daban para 3 o 4 meses, no mucho más y no contaba con el apoyo de sus padre hace bastante tiempo.

  Se sentó a comer y tocó su celular para marcarle a su Seokjin. La conversación fue algo así como "hey amigo, tanto tiempo" " hey Nam, cómo estás desde el lunes pasado que me llamaste...¿Cuánto es mucho tiempo para ti?" "Es verdad... Bueno al punto" "si ve al punto". No fue difícil convencerlo, de echo el ofreció darle un departamento entero antes de que se lo dijera, claramente debería pagarlo, pero un techo era un techo.

- Gracias amigo, cuídate, nos vemos dentro de unas semanas- colgó la llamada y el Incómodo silencio ocupo todo sus sentidos, solo era el, sentado en su silla con ambos antebrazos sobre la mesa, el torso recostado en el respaldo y las piernas sueltas, su mente estaba en blanco y ningún sentimiento salía de su corazón, las cosas dejaron de parecer reales al igual que su propio ser ¿Así es como siempre se vio la televisión? ¿El siempre se sintió así? Que periodo de disociación tan grande...

Muchas gracias por leer, se que todavía parece aburrido, pero esperen a los siguientes capítulos porfavor💗 cuidense.

la voz del mar/ Namgi BtsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora