✺C A P Í T U L O XXI✺

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✺𝓜𝓮𝓳𝓸𝓻𝓪𝓼

-¿¡HINATA?! -gritó el Karasuno (menos obviamente los que sabían a que escuela se cambiaba)

El pelirrojo ni se inmutó, solamente saludó a sus amigos de allí y pidió disculpas por interrumpir el partido, se sentó al lado del entrenador y esperó a que le diera indicaciones. Una vez que eso pasó, se colocó en el banquillo en el que sorprendentemente estaba Oikawa

-¿Qué haces aquí? -le preguntó bajito, ya que estaba bastante concentrado en el partido

-Observo su nueva adquisición, cuando los vi entrar me dio curiosidad -dijo también concentrado

Eso tocó una fibra en Hinata, que buscó en desesperación al chico del que hablaba Oikawa. Cuando lo localizó, pudo comprobar que parecía un tipo muy promedio, pero, no sabía por qué, lo inquietaba un poco

Era castaño, igual de alto que Sugawara y con unos ojos muy abiertos, como si estuviese consciente de todo lo que pasaba a su alrededor. De un momento a otro, los ojos de este chico estaban en él.

Tenía que ser sincero, su mirada lo inquietó un poco. Era tan penetrante que parecía que le estaba viendo hasta el alma, y eso lo asustaba un poco. Pero luego él dejó de mirarlo y se concentró de nuevo en el partido.

La primera parte acabó con la victoria del equipo negro y naranja. El equipo de Oikawa estaba un poco agitado, pero con unas cuantas palabras de Oikawa se tranquilizaron bastante rápido.

Hinata estaba bastante emocionado. Tenía ganas de salir ahí y comérselos a todos, pero... Su estómago le decía lo contrario. El típico nervio que le cerraba la boca del estómago y te ponía en tensión. Le dio un retortijón en el estómago. Después uno detrás de otro y empezó a sentir las náuseas acompañar a los dolores.

Pidió permiso para ir al baño al sentir que su cuerpo estaba pidiéndole efusivamente ir al lavabo, y él no era quien para negar eso. Corrió al servicio en cuanto le dijeron que sí. Entró al baño e hizo sus necesidades y al salir, ahí estaba él, su demonio particular.

Su semblante serio y apretado le parecía de lo más normal en él, y cómo él no habló directamente pues él se lavó las manos e iba a pasar de largo, pero él habló.

-Debería de haberlo sabido cuando te presentaste esa noche en mi casa con ellos -dijo, con soberbia y retintín.

-No sé de que me estás hablando -respondió Hinata, con rabia contenida

En los pasados 2 meses, Hinata había conseguido ganar confianza y volver a tener la autoestima que tenía antes gracias a un buen psicólogo al que iba todos los viernes. Aunque seguía yendo porque no todo estaba arreglado y había asuntos que tenía que seguir tratando.

-Hablo, de que has sido tan traicionero de irte con el idiota de Oikawa y su equipo incluso cuando sabes que es el peor enemigo del Karasuno ahora. -se recostó en los lavabos y lo miró con desdén -Creía que al menos tenías decencia, pero veo que de eso no te queda

Hinata cerró los puños, aguantando las ganas que tenía de pegarle un puñetazo en la cara ahí mismo. Sabía que no debía hacerlo, que no debía ponerse a su nivel, pero sentía que dentro de nada la poca paciencia que le quedaba con él se esfumaría y le pegaría sin descanso hasta soltar todo lo que tenía contra él.

-No te debo explicaciones -dijo para después intentar salir

Un golpe brusco a su lado lo hizo retroceder y ver el puño de Kageyama justo a su lado en la pared le trajo malos recuerdos. Empezó a sentirse débil

-Aaay Hinata -dijo, cerrando la puerta del baño  con seguro y haciendo al más bajo echarse hacia atrás -siempre te he estado repitiendo que a mí -se señaló a sí mismo -no me debes hablar así, ¿o ya has olvidado lo que pasa cuando lo haces? -dijo con una sonrisa que a Hinata le dio escalofríos.

El cambio [Iwaoihina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora