✺C A P Í T U L O XXIV✺

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✺𝓛𝓪 𝓱𝓸𝓻𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓿𝓮𝓻𝓭𝓪𝓭

Hinata se metió a la cama con un dolor de cabeza de cuidado. A pesar de haberse tomado la medicina para eso y haber intentado descansar tomándose una siesta, no pudo irse el dichoso pálpito de su cabeza. Estaba comenzando a ponerse de los nervios, pero, eso solo lo empeoraba.

Pensar tanto en que hacer tiene sus consecuencias, y la incapacidad de Hinata ahora de no sentir su cabeza bombear sangre era una de ellas. Aquel sonido de sangre fluyendo con los latidos no lo dejaba pensar con claridad y lo hacía sentir náuseas.

Abrazó con ansia la almohada y hundió la nariz en ella. Se había acostumbrado al olor del suavizante que tenían sus senpais en casa. Olía súper bien, como a fruta o algo así, y le encantaba. Eso lo relajó un poco.

Entonces recibió una llamada. Era de Izumi

-¿Izumi? ¿Que pasa? -preguntó al teléfono, a la espera de respuesta

-Hinata, ¿no te importaría venir a mi casa? -dijo la voz llorona de su amigo -Necesito algo de apoyo

-Si si, claro que si Izumi, no te preocupes, ya voy a tu casa, salgo dentro de nada -dijo y después de un ameno gracias de su amigo, colgó.

La llamada de su amigo lo sorprendió un poco, no estaba acostumbrado a oírlo, mucho menos verlo, llorar. Se levantó a pesar de su dolor de cabeza, se volvió a vestir y salió a paso rápido de la habitación.

-¿Hinata?¿A dónde vas? -pregunto Iwaizumi que estaba en el salón, viendo una película

-A casa de Izumi, voy a ayudarlo con una cosa -con rapidez se puso los zapatos y cogió un abrigo y las llaves para salir corriendo

Eso confundió un poco al pelinegro. Hinata no solía salir a prisa nunca, siempre iba con tiempo a los sitios, no como Oikawa, que se tiraba horas decidiendo que ponerse o como peinarse. Miró la puerta con sospecha y fue a su habitación a hablar con su novio.

Según el criterio maduro de Iwaizumi, ya iba siendo hora de confesarle a Hinata un par de cosas antes de que fuera demasiado tarde y él y Oikawa se fueran a la Universidad o algo por el estilo. Además, se estaba haciendo insostenible ver como Hinata empezaba a acercarse a dos personas en quienes no confiaban ni él ni su novio.

Abrió la puerta y se adentró en la oscuridad hasta llegar al lado de Oikawa

-Despierta idiota -susurró en su oído. Este se removió ante esto y sonrió con los ojos cerrados

-Iwa-chan, si querías despertarme podría haber sido de otra forma -dijo con un tono que puso al pelinegro de los nervios

-No es eso inútil, Hinata se ha ido -dijo esta vez un poco más alto

Oikawa se incorporó abruptamente, con los ojos muy abiertos y la boca en una fina línea que expresaba entre disgusto, enfado y sorpresa.

-¿¡Cómo que se ha ido Iwa-chan?!¿¡Por qué no lo has parado?!¿¡Por qué no me has despertado antes?! -gritó Oikawa en desesperación

-Cálmate idiota, solo ha ido a ver a Izumi -dijo, con un tono serio e imperturbable -pero ha salido corriendo. Esto no es como antes, que siempre va tranquilo y con tiempo -se sentó al lado de su novio -creo que va a hacer algo

-¿Izumi? -Oikawa tensó la mandíbula -Más le vale que ni lo piense

-Por eso tenemos que darnos prisa y confesarnos, porque si no lo hace ese niño hoy, algún día lo hará y si nosotros no lo hacemos será muy tarde después -dijo el pelinegro, esta vez su tono un poco más triste de lo normal

El cambio [Iwaoihina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora