✺𝓘𝓷𝓲𝓬𝓲𝓸𝓼
Flashback
Hinata y Kageyama se habían conocido durante el torneo de secundaria. Los dos habían peleado por ganar pero al final, el equipo de Hinata solo eran un grupo de jugadores recién empezados y de personas que no jugaban voleibol.
A pesar de la derrota, Hinata vio en Kageyama algo que le atrajo, y lo mismo le pasó a Kageyama. Al salir del gimnasio donde habían tenido lugar los partidos, Kageyama buscó a Hinata.
Lo vio en las escaleras que daban a la entrada principal del gimnasio, con su equipo animándolo. Se acercó y llamó la atención de los jugadores que lo vieron con terror.
Hinata se dio cuenta de sus caras y confrontó el problema causado. Vio a Kageyama, y a pesar de que pensó que iba a sentir furia en contra de él, un sentimiento extraño invadió sus entrañas y, como si un viento helado le hubiera golpeado, un escalofrío le recorrió el cuerpo.
-¿Podemos hablar? -le preguntó el colocador con el ceño fruncido
Hinata asintió sin hablar y le indicó a su equipo que lo esperara fuera del recinto. Caminó con Kageyama delante hasta llegar a la parte de atrás del gimnasio. Kageyama paró y se apoyó en la pared
-Me gusta como juegas -le dijo de pronto. Hinata se sonrojó ante eso.
-Gracias, pero, ¿por qué me dices eso? -preguntó dándose cuenta de que era un poco raro
-No lo sé, solo quería decírtelo -hizo una pausa y siguió hablando -¿te importaría darme tu número y así seguimos hablando? Es que me has caído muy bien -dijo eso, pero su cara no daba la misma impresión
Hinata no es que fuera ingenuo, se había dado cuenta de que Kageyama quería acelerar el proceso de salir y todo eso, pero es que él quería salir con el alto. A él normalmente no le gustaba eso de salir a penas conoces a alguien, pero Kageyama le atraía mucho.
-Sí, claro -le sonrió y le pasó su teléfono
Kageyama anotó rápido su número y le devolvió el aparato al pelirrojo. Le sonrió un poco raro antes de irse. Hinata sonrió emocionado y se fue con sus compañeros que lo acribillaron a preguntas, aunque no respondió ni una
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Pasó el tiempo y Hinata y Kageyama se habían hecho muy cercanos, salían todos los fines de semana y se mandaban mensajes a diario. Hinata estaba feliz, a pesar de algunas conductas posesivas de su novio, porque sí, se habían hecho novios al poco de empezar a hablar.
Una tarde fría de otoño a Hinata le había dicho su novio que iría a recogerlo. Cuando llegó la hora, lo llevó a una casa que no conocía y cenaron.
Todo fue precioso. Kageyama lo trataba de maravilla y siempre lo ponía primero. Eso le gustaba más. Entonces, cuando acabó la cena, Kageyama se puso más cerca de Hinata y le dio la mano
-Hinata -llamó -tengo algo que preguntarte
-Claro, dime -le apretó la mano y le sonrió cálidamente
-¿Ves esta casa? -Hinata asintió -Mis padres quieren que la usemos para estar más cómodos y tener más privacidad
-Oh -soltó Hinata de la impresión -¿Estás seguro? No me gustaría incomodar ni ser una carga -dijo un poco reticente
-No te preocupes, tengo un seguro que me dejó mi abuelo que ayuda a pagar esto, así que por el dinero no te preocupes, y si es por tu madre, hablaremos con ella, tranquilo -le sonrió. Hinata sentía que Kageyama solo sonreía sinceramente con él.
-Está bien, hablaremos con ella -suspiró antes de responder -acepto
Kageyama le dio un brazo ameno y los preparativos de la mudanza se pusieron en marcha.
Aunque no lo supiera, ese "acepto" que había dicho al final, había sido la firma en una sentencia de horrores que le sucedieron. Pero en ese momento, el pelirrojo estaba al margen de la verdadera personalidad de su novio.
Se fue dando cuenta de ello conforme fueron viviendo juntos. La posesividad de Kageyama fue en aumento, los encuentros sexuales empezaron a dolerle más, ya no había tantos piropos, caricias o besos, Kageyama estaba cada vez menos en casa.
Pero lo que le hizo darse cuenta de que a pesar de haberse dado cuenta de su error, no iba a poder escapar, fue la primera vez que le pegó.
Todo sucedió después de una pelea (ya eran frecuentes), no se sabe por qué empezó. Kageyama sufrió de un arrebato de ira y le pegó a Hinata un puñetazo en el costado, y luego una ostia en la cara.
Esa noche, los padres de Kageyama fueron a cenar, pero, o Hinata no era lo demasiado obvio, o los padres del alto evitaban darse cuenta de sus moretones.
Esa noche lloró y lloró en silencio, porque sabía que si lo hacía en voz alta, Kageyama se enfadaría.
****
Un pequeño short antes de los, dos o tres capítulos que quedan, no sé, en fin, espero que disfruten y recuerden que este no es el Kageyama cannon, así que no lo odien de verdad, solo en el fic.
Nos leemos
Byee~
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El cambio [Iwaoihina]
FanfictionTodo lo que pudo hacer es llorar, ese mensaje inesperado lo terminó de romper, y... No fue muy bien. Además, ya había acumulado tanto dolor físico y mental que ya no sabía que más podía hacer, porque ya no podía más, estaba a punto de derrumbarse, p...