✺C A P Í T U L O VIII✺

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✺𝓓𝓮𝓼𝓹𝓮𝓭𝓲𝓭𝓪𝓼

Yamaguchi oyó el grito de Hinata y miró en su dirección. Una sonrisa socarrona se plasmaba en su cara, y, mientras miraba a Hinata, le dio una patada a cada maleta que había sacado. Hinata corrió hacia ellas. Miró toda su ropa en el suelo, y se agachó a coger sus cosas.

Con los brazos cargados, se levantó y encaró a Yamaguchi

-¿¡Qué estabas haciendo?! -le gritó -¡Esta es mi ropa, no tienes ningún derecho a tirarla!

Yamaguchi dio una pequeña risa y luego se cruzó de brazos

-Creí que mi novio te había dejado claro que te quería fuera de su casa antes de que llegáramos -dijo, sonriendo ampliamente, sintiéndose poderoso -tú eres el que incumplió, así que solo estoy ayudándote a hacer lo que se te ha ordenado -se hizo el sorprendido y se tapó la boca con una mano con delicadeza -¡Oh! ¡Es verdad! ¡Que eso de seguir órdenes o hacer lo que te dicen no es lo tuyo!

Hinata iba a lanzarse a por él, a desquitar toda su rabia contra esa persona que ahora mismo se creía el rey de todo solo por tener a ese gilipollas que tenía por novio como compañero. Pero no lo hizo. Simplemente el sentir una mano en su hombro le transmitió que no debía hacer un escándalo que lo empeorara todo.

Oikawa se posicionó a su derecha e Iwaizumi a su izquierda. El pelinegro le pasó un brazo por el hombro y sonrió

-Si tan amable eres y tan bien sigues órdenes, por qué no te pierdes dentro de esa casa y llamas a tu novio para que salga a hablar -dijo Oikawa con una sonrisa fingida. Su voz estaba tan cargada de veneno que hasta a Hinata le dio un escalofrío

Yamaguchi obviamente refunfuñó, y miró con asco a los dos jugadores del Seijoh que estaban con Hinata. Habían estropeado su diversión. Entró dentro de la casa y luego se oyeron varias zancadas hasta el exterior. Kageyama salió de la casa.

Hinata retrocedió en su sitio, y al notarlo, Iwaizumi afianzó su brazo para darle confianza al más bajo. Por suerte funcionó, y antes de mirar de nuevo al frente, Hinata le dio una sonrisa al pelinegro.

-¿Qué quieres? -dijo secamente Kageyama, harto de la situación, quería librarse ya de Hinata -mejor dicho, ¿qué queréis? -miró a ambos chicos a los lados de Hinata

-Solo venimos a ayudar a chibi-chan a llevarse sus cosas a nuestro apartamento -dijo, quitándole suavemente la ropa que tenía hasta ahora en las manos al pelinaranja.

Kageyama se apoyó en el marco de la puerta, mirando atentamente la ropa en el suelo y después pasando la mirada hacia los tres chicos en frente de él

-Así que eres de esas personas, ¿no? -escupió, pasándose la lengua por los labios, que tenía resecos, y mirando a Hinata, en medio de los tres

-¿De esas personas? ¿A qué te refieres? -preguntó confundido, pero también un pelín asustado por lo que podría decir su ex-novio, lo conocía demasiado bien para saber de antemano que no sería nada bueno.

-De esas personas que -se quedó un momento callado, disfrutando la tensión en ese pequeño cuerpo de Hinata -que cuando terminan una relación ya les han abierto las piernas a otra persona -sonrió con sorna y se acomodó en el marco de su puerta

Hinata se mordió el labio, sabiendo perfectamente que aquello no era más que una mera provocación. Que lo que quería era que él perdiera los estribos y quedar como la víctima. Lo cierto es que él si calló, los que no callaron fueron las dos personas a ambos lados de él

-Já -medio gritó Oikawa, sonriendo de lado -mira quien habla, el que tiene ya a otra persona en su cama -señaló al peliverde detrás suyo, que estaba escuchando

El cambio [Iwaoihina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora