Ultrasonido

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Harry estaba esperando pacientemente en el consultorio de la medimaga cuando Ron entró corriendo, seguido de Hermione.

—¿Qué ocurrió? —preguntó la chica.

—Un posible un aborto espontáneo... —comentó Harry de manera neutra.

—No será un aborto —le tranquilizó sonriente la medimaga mientras lo examinaba con su varita. Luego prendió la máquina de ultrasonido y lo puso en su barriga.

—Entonces —comentó mostrando la pantalla y apuntando a la diminuta mancha—. Ahí está tu bebé— señaló con el dedo sonriendo—. Allí está el saco gestacional... Luce bien. Estás bien.

Harry boqueó y negó con la cabeza. —Tengo pérdidas y... y-

—No es algo inusual eso. Pasa en un treinta por ciento de los embarazos. No veo que haya problemas.

—P-pero... no veo ningún latido —dijo señalando la pantalla— ¿Dónde está el latido?

—Quizás sea muy pronto para eso —explicó—. Te haré análisis de sangre, pero yo creo que todo está bien. Sólo cuídate: toma agua, no hagas movimientos bruscos ni tengas sexo.

—No creo que haya problema con eso último— susurró Ron ganándose una mirada de advertencia de su esposa.

—Llámame si el sangrado empeora o siente dolor, ¿está bien?

Los tres asintieron y la medimaga salió para dejarlo solo y así se pudiera cambiar.

Hermione esperó a que amigo se cambiara y luego lo miró fijo con la ceja levantada.

—¿No debería estar Draco aquí? —Harry, quien se estaba poniendo el pulóver, pausó por un segundo mientras pasaba la cabeza por el hueco del cuello y luego se estiró hasta cubrir su torso—. ¡Dijiste que le dirías "mañana" hace semanas!

El chico suspiró y se despidió de cada uno con un beso en la mejilla.

—Gracias por venir. Les avisaré cuando estén los análisis.

Dicho eso salió por la puerta.

Pero no se fue a su casa. Esperó a que sus amigos se fueran y volvió a la sala de espera. Allí estuvo por tres horas más hasta que sus resultados estuvieron listos.

No tenía ganas de estar con nadie. Tampoco lo había tenido momentos atrás, pero se había asustado, por lo que había decidido enviarles un patronus pidiendo asistencia.

La medimaga lo vio en la sala de espera. Ya no había nadie más en el lugar, estaban cerrando los consultorios cuando lo vio y sonrió.

—Ven —lo invitó a pasar. Harry se sentó nuevamente en la camilla pero esta vez no se puso la bata. Ella, por su parte, se sentó en el escritorio—. Como lo imagine, tus análisis están bien, Harry.

El chico asintió no tan conforme.

Por suerte, ella entendía su preocupación y fue por eso que volvió a encender la máquina y probar nuevamente. Cuando se estaba por rendir, Harry pudo escuchar un casi inaudible latido.

Tucu, tucu, tucu .

Cerró los ojos escuchando los rápidos latidos.


No fue un error | Mpreg DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora