No fue un error | Mpreg Drarry

Llanto

Harry miraba la chimenea con los ojos cansados, mientras se mecía de un lado para el otro.

Los llantos le aturdían, aunque no sabía cual era más angustiante, si el de Anya o el de Draco.

Luego de haber intentando por horas que la niña callara, el rubio colapsó. Hacían ya tres día que no dormía nada, pues cuando la niña se calmaba, el debía ir a trabajar, dejando a Harry descansar si podía, pero es que la bebé no tenía ni perilla de volumen ni botón de pausa.

—¿Por qué... no... se... calla? —había sollozado aquella noche, que parecía que por fin habían logrado calmarla después de la cena, para poder dormir tranquilos. Pero parecía a propósito, se acostaban en la cama y empezaba el griterío.

—Podría ser peor... —comentó Harry.

—¿Qué tan peor podría ser? —preguntó el rubio con los ojos hinchados de tanto llorar.

—Podríamos ser Theo y tener a tres criaturas llorando.

Draco comenzó a reírse, contagiando al pelinegro, haciendo que la risa de su novio aumentara y con él la suya. Ambos estallaron en carcajadas y tomándose de la panza, se limpiaban las lágrimas de risa, hasta que Anya decidió que su llanto no podía ser menos que la risa de sus padres y comenzó a llorar a todo pulmón, si es que aún le funcionaban.

Rápidamente, las risas volvieron a transformarse en llanto y se abrazaron los tres.

—Creo que en esta casa sí hay tres criaturas llorando, Harry.

—Ojalá este sea el último hijo que quieras —suspiró.

—Lo prometo.