Nuevas comidas

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Harry estaba sentado de rodillas frente a la chimenea, conversando con Ron.

—¿Cuando le dan el alta a Draco? —peguntó su amigo.

—En un par de días —contestó, mirando al suelo con aire triste.

Draco había sido internado días atrás por una severa descompostura estomacal, por lo que se encontraba a solas con su hija.

—Ya falta menos —lo consoló—. ¿Y cómo te fue con Anya?

—Bien, nos dijo que ya podemos darle papilla de diferentes texturas y sabores, pero... ¿Qué es papilla, papa pisada?

—No es conveniente la papa —explicó Ron—. Tiene mucho almidón. Pero puedes-No gato, malo. Bájate de ahí —Harry lo vio girarse y regañar a su nueva mascota. Cuando parecía que estaba todo bajo control, volvió a mirar al frente—. Lo siento, ese gato me tiene podrido.

—Aún nadie lo reclamó?

—No —bufó y se giró para chequear que estuvieran las cosas en orden—. Aunque creo que Hermione esta haciendo fuerza para que nadie aparezca y lo conservemos. En fin, de tecía, puedes probar con aalabaza, zanahoria, un poco de tomate pisado.... —Harry tomó notas rápidamente mientras su amigo le tiraba recetas—. Yo, por ejemplo, les daba zanahoria rallada y tomate pisado.

—Okay, lo probaré entonces.

—Lo harás bien ya ve-¡No! suelta... sueeeeelta... sueltaaaa —esta vez el gato se había apoderado de su abrigo de lana, y Ron intentaba quitar las garras del mismo—. ¿No quieres adoptar un gato, Harry?

—Suficiente con mi hija.

Ron rio y se despidieron.

Draco abrió la puerta y se encontró con un letrero flotante que decía ¡BIENVENIDO DE VUELTA PAPI!

—Owww —expresó, caminando hacia Harry, quien tenía a Anya en brazos. Los besó a ambos y los abrazó —Los amo.

—También te amamos —hundió su cabeza en el cuello del rubio para sentir su aroma—. ¿Qué te dijero?

—¡Agh! —exclamó y se sentó en el sillón—. No podré comer más harinas. Es mi fin. Fue un gusto conocerte.

—Oh, amor... —dijo Harry y se sentó a su lado. Dejó a Anya en la alfombra junto a sus juguetes—. Seguro encontraremos algo rico por ahí.

—Por favor, no me hagas comer esas galletas de telgopor —hizo un puchero, al cual Harry tomó con sus labios.

—Lo prometo.

—Espera, ¿como que encontraremos?

Harry se encogió de hombros —Haré la dieta contigo.

—¡Claro que no! Aprovecha tú que puedes.

—La verdad es que no le veo el punto a cocinar tres comidas diferentes, con dos ya está bien.

—Si, tienes razón. Gracias, amor. ¿Ya te dije que te amo?

—Hmmm, creo que no.

—Te amo.

—Te amo.

No fue un error | Mpreg DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora