Juegos

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Smut

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—Mi turno de nuevo —Harry sonrió de lado y se mordió el labio inferior. Colocó los cinco dados en el recipiente y los sacudió colocando una mano en el orificio, luego arrojó los dados en la mesa—. Doble generala.

Draco rodó los ojos, celoso por el hecho que Harry le ganaba en el juego por segunda vez consecutiva.

—Bueno —dijo el rubio—. Por lo menos tengo suerte en el amor.

—Ah, si... sobre eso... —comenzó Harry mirando hacia abajo y tomándose de las manos— hay algo que quería decirte...

Con eso, el pelinegro solo consiguió que el otro le arrojara un almohadón en la cara.

—¿Jugamos una más?

Draco lo pensó pero luego asintió. Tomó el vaso donde van los dados, pero colocó solo dos, sonriendo maliciosamente. Hizo como si nada, apoyando su varita a su lado, pero solo él sabía que había encantado los dados. Agitó el recipiente en el aire y arrojó los dados en la mesa.

—Qué-? —Harry se ajustó los lentes y se inclinó hacia adelante para leer algo que estaba escrito arriba de los dados. Uno de ellos, tenía la palabra BESAR de color azúl y el otro, la palabra CUELLO en rojo. Frunciendo el ceño levantó la vista y vio cómo el chico se acercaba a su silla, la corría hacia un costado y se sentaba en sus rodillas, para así besar su cuello lenta y tortuosamente. Cerró los ojos, para sentir cómo los suaves y húmedos labios de Draco trazaban una línea irregular al rededor de su cuello. Si bien la instrucción era solo besar, el chico lamía pequeñas porciones de piel antes de besarla nuevamente. Harry fue moviento la cabeza para darle más espacio y comodidad, hasta que Draco llegó a su nuca y comenzó a reir por las cosquillas que le generaba.

Draco sonrió en victoria y se separó, sin levantarse de su regazo. Estiró el brazo y tomó los dedos junto al vaso y se lo entregó.

—Tu turno.

Harry arrojó los dados luegos de sacudirlos y ambos pudieron leer MORDER TRASERO.

El rubio se puso de pie y le dio la espalda. Sacó la cola hacia atrás y se bajó el pantalón a medida que meneaba la cintura. Harry lo tomó de la cintura y lo trajo hacia sí, se pasó la lengua por sus labios y mordió ambas nalgas varias veces. Sintió bajo sus labios la piel que se erizaba, conforme iba bajando la curva, hasta llegar a sus piernas. Escuchó a Draco suspirar y abrir un poco sus piernas para darle vía libre. Sin embargo, Harry se contuvo y siguió al pie de la letra lo que debía hacer y no se despegó de esa parte del cuerpo.

Draco se giró, cuando sus piernas se cansaron de estar inclinado y lo miró desde arriba. Vi como el chico miraba su creciente erección, entre el pantalón hacia abajo y la camisa, con la boca entreabierta.

—¿Seguiremos jugando? —preguntó Harry apuntando a los dados, pero mirándolo a los ojos desde abajo, con un brillo en los ojos y pupilas dilatadas.

—Puedes jugar con esta —su pene dio un salto cuando dijo eso y el pelinegro no dudó en meterselo completamente en la boca.

Harry sabía hacer muchas cosas, pero sexo oral esa su especialidad. Había hecho un doctorado en aquella área, pues sólo él conseguía llevarlo hasta la cúspide del orgasmo de una manera tan caliente y efectiva como esa. Eso sin contar la habilidad de tragar todo a medida que expulsava en él, sin dejar restos de semen en su boca, lo cual lo volvía loco.

Cuando Harry retrocedió, Draco lo tomó de la barbilla y lo besó.

—Ven, vamos al cuarto así juego un rato contigo —dijo extirando la mano.

Harry se mordió los labios y la tomó, poninéndose de pie.


Se anotaría para la siguiente noche de juegos, no cabía duda.


No fue un error | Mpreg DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora