Fugas de leche

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Advertencia: Tiene contenido sexual

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Harry cerró rápidamente la computadora portátil cuando Draco entró a la habitación. EL rubio frunció el ceño y se acercó a la cama con una sonrisa de lado.

—¿Qué ocurre? —le preguntó divertido.

—Nada —contestó rápidamente Harry aún sosteniendo con ambas manos la computadora para que no se abriera ni por arte de magia.

—¿Qué estabas mirando, travieso? —se burló intentando tomarla.

—Nada importante, solo... —forcejeó con Draco para que no viera realmente lo que estaba haciendo.

—¿Mirabas porno y no me invitaste?

Las mejillas de Harry se pusieron coloradas pero no aflojó el agarre. Sin embargo, Draco tenía más fuerza que él, sobre todo en su situación de embarazo, y logró quitarle de encima de su regazo. Automáticamente, Harry subió las piernas haciéndolo reír.

—Desde cuando te avergüenzas de excitarte, amor.

—Es que... —comenzó a explicar, hasta que lo vio abrir la computadora y pegó un grito— ¡No!

Pero ya era tarde y Draco comenzó a leer lo que había en la página web.

—¿Fugas de leche? —preguntó el rubio mirándolo. Harry se metió más, si se podía, dentro de sus piernas para ocultarse— ¿Estás con fugas? —el pelinegro murmuró algo que fue tapado por la tela de su pantalón de pijamas —No entendí nada, cielo.

Harry levanta la cabeza y suspira, haciendo que su flequillo se moviera.

—Ayer Hermione me preguntó si tuve fugas y no entendí a qué se refería. Entonces decidí buscar en internet —dijo señalando la computadora—, porque ya me estaba preocupando que no las tuviera, y... pasaron cosas.

Draco rio. —¿Entraste a mirar porno?

—¡Que no miré porno! —suspiró de nuevo y apoyó la frente en sus rodillas— Digamos que apareció una GIF de una fuga y... me imaginé tenerlas y que tú... bueno... ya sabes —Draco rio a carcajadas, lo abrazó trayéndolo hacia sí y comenzó a besar su cuello expuesto— Ni siquiera sé si es algo que te gustaría. Tampoco es que lo puedas hacer porque no tengo leche, pero... no sé...

Levantó la mirada cuando el rubio dejó de besarlo y se miraron por un momento.

—Bueno —comenzó a hablar Draco—, no tienes fugas de leche mamaria , pero... hay otra que sí tienes que me encantaría tomarla.

La mano traviesa de Draco frotó de abajo hacia arriba su entrepierna, provocando que su dureza acrecentara aún más.

—Draco —susurró con la respiración agitada y el hecho que de vez en cuando presionara, no ayudaba en absolutamente nada.

—¿Qué pasa bebé? —ronroneó —, ¿no quieres que te ayude?

—Sí, si quiero —apenas pudo hablar porque su boca se había secado con la idea de que Draco le hiciera una mamada, no sabía si eran las hormonas o el hecho de que su novio siempre provocaba que sus deseos se sobresaltaran.

Draco no contestó al principio, al menos no con palabras, ya que besó su cuello y lamió la piel salada por la leve capa de sudor.

—Entonces déjame complacerte, cariño.

Harry no lo pensó dos veces y se sacó el pantalón del pijamas liberando su erección. Draco lo tomó en su boca y comenzó a succionar apenas mientras subía y bajaba la cabeza a lo largo.

El pelinegro dejó de lado su preocupación por no pasar por las mismas etapas que su amiga había experimentado en sus embarazos y se dejó llevar por la estimulante lengua de su pareja.

Definitivamente tendría fugas y de las más ricas.



No fue un error | Mpreg DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora