Postparto

2K 214 2
                                    

Harry estaba preocupado.

Desde que tuvieron a Anya, Draco se encargaba de curarle los puntos de la cesárea. A él no le daba impresión y dolor al verla. Pero esta vez, el rubio se encontraba de viaje a las sucursales de la heladería, y debía hacerlo solo.

Narcissa, que se había quedadon con él a ayudarlo con su nueva nieta, caminaba hacia el cuarto de la niña, cuando pasó por el baño, cuya puerta estaba abierta, dejando ver a un Harry agarrando el lavabo con ambas manos y la cabeza entre los brazos.

—Te encuentras bien, cariño?

Harry levantó la mirada y sintió sus mejillas calientes. No podía pedírselo a su suegra. Bastante tenía ya con quedarse con él esos cuatro días, ayudándolo con la niña.

Lo bueno de Narcissa era que a veces no necesitabas comunicarte con ella para que sepa qué pasaba realmente, y lo malo, era eso justamente.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó finalmente.

—Ahm, creo que puedo solo —dijo no muy convencido. Ella se acercó y miró sobre la repisa algunas pociones con algodón a su lado.

—Sabes que puedes confiar en mi, Harry —dijo y él asintió. Desde que comenzaron a salir, ella siempre se comportó como su madre, y fue eso justamente lo que le animó a hablar luego. Pueso pensaba que si fuera su madre, lo podría hacer sin problemas.

—Es, bueno... aún me da un poco de impresión y... —balbuceó— bueno, Draco suele hacerlo porque yo...

—No hay problema, cielo.

Titubeando, Harry se levantó la remera y se bajó apenas el pantalón para que su herida quedara expuesta. Las manos de Narcisa eran tan delicadas como las de su hijo y casi ni sintió cuando le limpió los puntos.

Ella sonrió cuando se incirporó —Ya está sana. ¿Cuándo te sacan los puntos?

—Mañana.

—¿Quieres que te acompañe?

Él quiso ocultar la sonrisa tímida pero ella la vio y tomó su mano diciendo que lo haría con gusto.

Y menos mal que así fue, porque al día siguiente, cuando estaba acostado en la camilla y la medimaga estaba a punto de sacárselos, la mano firme de Narcissa a su lado, le dio fuerzas para pasar esos segundos de dolor.


No fue un error | Mpreg DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora