PRÓLOGO

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Miedo, aún sentía eso cada que despertaba en las mañanas, la idea de no tener a mi hija en brazos me aterraba y las visiones de su futuro me convertían en un manojo de nervios.

El solo pensar que se volvería en lo que yo no era algo que me gustara imaginar, aunque yo ya había aprendido a sobrellevar mi vida, a las buenas o a las malas entendí que eso era lo que debía hacer; y claro, no fue nada fácil.

Sin embargo, para el destino no fue suficiente con el atormentarme de esta manera, si no también tuvo que mandarme a un problema mucho más grande que me hizo dudar de mí misma y de los sentimientos que creí muertos hace años.

Aquel hombre me trajo problemas desde que entró en la misma habitación donde yo lo esperaba... y no me fue difícil deducir que eso solo sería el inicio de más tormentas.

LA PROPIEDAD DEL MAFIOSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora