3. Una niña en la cuidad

Capítulo 9

Narrador omnisciente.

—Deberías ir a hablar con él, Thomas —habló Gally, sentándose en el suelo.

Llevaban unos segundos en silencio, aunque para algunos les había parecido unos minutos de lo largo que había sido. Thomas asintió y caminó por donde Newt había salido anteriormente.

Todo se volvió a quedar en silencio. Dylan apretó los labios, cruzando los brazos para mirar a la pelinegra. Brenda no supo que hacer exactamente y se acercó a la pared, sentándose en el suelo tal como había hecho Gally.

_______ miró a todos. Y todos evitaban su mirada. Marcus se encogió de hombros y se acercó a Luke para hablar con él.

Ella simplemente salió de ahí, en la dirección contraria a la de Thomas. En ese momento los demás se giraron a mirarla, pero ninguno la detuvo.

Thomas llegó a donde Newt había ido, y lo vio sentado, con las piernas colgando al filo de aquel edificio. El rubio mantenía su mano apoyada en el antebrazo derecho, mirando el cielo nublado.

Se acercó a él, y cuando estuvo cerca, Newt giró un poco su rostro para mirarlo.

—Lo siento. —se disculpó de repente— No quería tratarte así... y a ella tampoco.

Thomas se agachó, apoyando los brazos en sus muslos, con el ceño fruncido.

—¿Qué es lo que pasa, Newt? —preguntó, a lo que el nombrado suspiró, agachando la mirada.

—Supongo que no puedo ocultarlo más —contestó, y seguido de eso se subió las mangas del suéter y de la chaqueta, dejando ver las venas moradas de su brazo. Lo que le dolía a Thomas era ver aquellos cortes decorando su brazo.

Thomas no se sorprendió. Sabía que Newt no era inmune, y él también lo sabía. Al principio pensó que le enseñaría los cortes del brazo, pero no se sorprendió al ver aquellas venas moradas.

—Sé que no era inmune... y aún así... —agachó de nuevo la mirada, tapando su brazo otra vez.

—¿Por qué no me lo dijiste? O a los demás —murmuró Thomas en un tono muy suave, ahora mirándolo dolido.

—¿Qué cambiaría eso? —se giró a mirarlo—. Esto es lo que me merezco por todo lo que he hecho y lo que me he hecho a mi mismo.

—¿Qué? No. ¿Qué estás diciendo? —saltó enseguida—. Ni tú ni nadie se merece esto. No has hecho nada malo... deja de verlo así.

—Eso ya no importa. Está comenzando, y por más que quiera, no puedo detenerlo... y me da miedo... —murmuró, mirando ahora al cielo.

Thomas no supo que decir en ese momento. Jugó con sus manos y miró de nuevo a Newt, se acercó y se sentó tal y como estaba él.

—Vamos a ayudarte, ¿de acuerdo? Vas a salir de esta, ya lo verás —contestó el pelinegro, dándole una sonrisa reconfortante.

—Lo primero es Minho y Kate —respondió Newt, ahora mirando a su amigo—. Ellos van primero, lo mío puede esperar.

—Newt, los efectos actúan rápido... no tenemos mucho... —el nombrado lo interrumpió.

—Yo sigo al mando, ¿recuerdas? —Thomas asintió a regañadientes—. Pues iremos a por ellos primero, y ya está.

Ambos se quedaron de nuevo en silencio, mirando al cielo o a cualquier parte de aquel lugar.

Un tiempo después, Newt se acercó a Brenda, quien sonrió al verlo, pero por su expresión frunció el ceño.