Capitulo 9.

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Anne se echó hacia adelante en el asiento trasero del automóvil de James y dio un golpecito a Amelia en el hombro.

— Bueno, cuál es esa sorpresa que ha planeado James? — preguntó, haciéndo lo imposible por mostrarse amable.

Amelia estuvo a punto de soltar una carcajada. Aquella mujer se quedó atónita cuando ella ocupó el asiento del lado del conductor. Miró a su prometido en busca de apoyo, pero este se limitó a encogerse de hombros.

— Amelia se marea en los coches.

Resultaba claro que Anne no lo creía, a pesar de la insistencia de Amelia de que estaba en lo cierto, pero aún así se sentó detrás con una sonrisa.

Amelia decidió que le debía cierta cortesía.

— James nos lleva a tomar el té — dijo.

La otra enarco las cejas.

— En en serio?

Por su tono de voz, parecía  que Amelia había anunciado que iban a montar a caballo por las calles de Manhattan.

— No sabía que te gustaba el té, James.

— No me gusta. Pero a Amelia sí.
El rostro de su prometida expresó cierta irritación.

— Quiere decir que no estará todo el tiempo con nosotras — se apresuró a decir Amelia— . Piensa que deberíamos aprender a conocernos mejor y ha creído que tomar el té e ir de compras nos daría ocasión de hablar.

Pasaron unos momentos mientras Anne asimilaba la situación. Evidentemente, encontraba todo aquello sospechoso, pero al fin sonrío y se relajó en su asiento.

— Qué bien! Me faltan algunas cosas para el ajuar y me encantará contar con la opinión de otra mujer.

Esa vez fue Amelia la que forzó una sonrisa. Lo último que deseaba era pasar la tarde ayudando a la otra a elegir lencería. Pero como no había de modo de evadirse, dijo:

— Estupendo, será un honor.

— Donde tomaremos el té?— preguntó Anne.

— En el Reencuentro.

La mujer enarcó las cejas y se inclinó para susurrarle con aire confidencial:

— No crees que no vas apropiadamente vestida para el Reencuentro?

Amelia miro su chaqueta amplia, la camiseta y los pantalones cortos color caqui.

— Creo que me he tapado todo lo que importa.

— Sí, pero el té se considera un acontecimiento formal, en especial en el Reencuentro.

La joven no mordió el anzuelo.

— No creo que les importe por esta vez. Suelen ser muy educados allí.

Anne abrió la boca para decir algo,  pero lo pensó mejor y se encogió de hombros implicando que no era asunto suyo si expulsaban a la otra por violar el código de vestuario.

El coche se detuvo delante del Reencuentro, James salió y le abrió la puerta su prometida. Después de acompañarla varios pasos, se dio cuenta de que Amelia no se había unido a ellos y regresó al coche.

— Normalmente te abres tú sola a la puerta—comentó al ayudarla a salir.

— Solo porque tú nunca te has mostrado caballeroso conmigo —repuso ella.

— No es cierto, lo intenté, pero cuando tú amenazaste con pegarme por ello, me olvidé del tema.

La joven bajó las pestañas.

Te Quiero para míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora