Anne se sentó sobre una caja y suspiró. La remodelación había avanzado mucho con su ayuda y, como normalmente hablaba de la tienda, Amelia, que removía una lata de barniz, sintió una puntada de incomodidad. Seguro que la otra había notado la tensión sexual que había entre James y ella.— Qué te ocurre Anne?
La otra hizo una mueca.— Antes de venir aquí me ha llamado mi dama de honor.
Le tembló la barbilla y Amelia sintió tal alivio por qué su estado de ánimo no tuviera nada que ver con ella que dejó el pincel y se acuclillo enfrente de Anne.
— Mi dama de honor se ha roto una pierna —la joven empezó a sollozar—. Ha estado tan ocupada últimamente que no ha planeado mi despedida de soltera.
Amelia no supo que contestar, así que le dio un golpecito en el hombro.
— No es la fiesta lo que me preocupa... ni siquiera que Meg no pueda venir. Me alivia mucho que no sufrierá daños mayores en el accidente de barco...
Amelia empezaba a perderse. Meg era la dama de honor? Qué accidente de barco?
— Es sólo que la mayoría de mis amigas vendrán desde Georgia y estaba deseando volver a verlas. Me temo que, si no hay fiesta no tendría ocasión de visitarlas a todas. Está también mi madre y mis primas...
Amelia le dio un golpecito comprensivo.
— Y pensaban reunirse todas en la fiesta?
Anne asintió y se secó las lágrimas de las mejillas.— Meg ni siquiera se ha molestado en alquilar un local o contratar comida. Es imposible que pueda encontrar ninguna de las dos cosas a estas alturas. Además, todavía tengo que ocuparme de las flores y...
Amelia le tomó las manos para hacerla callar.
— O sea que lo único que necesitas es un sitio donde reuniros y comida?
La otra asintió con la cabeza.— Supongo que sí.
— Bueno, yo creo que podría...
No tuvo oportunidad de terminar. Anne le apretó los dedos con tanta fuerza que lanzó un respingo.— En serio, Amelia? Tu te ocuparías de la fiesta?
Qué? Eso no era lo que ella quería decir.
— Anne, no sé si...
— Te lo agradecería eternamente. Ya has hecho tanto por mí.
Tanto? Lo único que había hecho era ponerla a prueba en todas las ocasiones posibles.
Y besar a su prometido.
Fueron los remordimientos los que la impulsaron a decir:
— Supongo que podría encontrar un lugar para que se reúnan todas. Y James podría contratar la comida. Si no, siempre podemos pedir pizzas.
Creyó que Anne rehusaría su oferta en cuanto mencionara las pizzas, pero la rubia se limitó a mirarla con la misma expresión de agradecimiento de un perro al que acabaran de arrojar un hueso.
— Por supuesto, necesitaremos también algún entretenimiento —añadio.
— Entretenimiento? —repitio Amelia.
— Ya sabes, lo de costumbre.
— Lo de costumbre?
Amelia no había estado nunca en una despedida de soltera.
Anne empezaba a animarse.
— Necesitaremos música y algunos juegos.
— Desde luego —asintió a Amelia, asustada.
Anne la abrazo con fuerza.
ESTÁS LEYENDO
Te Quiero para mí
RomanceLa aventurera e incorformista Amelia Queen no podía creer que James Stewart quisiera casarse con su tradicional y sosa prometida. Aunque Anne es una gatita perfecta, Amelia pensaba que el sexy y atractivo James necesitaba una tigresa... alguien como...