—¿JungKook vendrá a cenar?
—Sí—afirmó JiHyun—Nuestros padres le hicieron la invitación.
JiMin había pasado una de las noches más largas de su vida. Antes hubiera creído que ensayar hasta las tres de la madrugada era cansado y a veces molesto, pero intentar dormir cuando en su pecho sentía un vacío que creía no poder controlar superó cualquier momento malo en su vida. Esa noche se le fue extrañando a JungKook e intentando dejar ir ese deseo incontrolable que tenía y todo lo que tuviera que ver con él. No quería sentirse de ese modo al no saber cómo controlar todo aquello que se apoderaba de él de forma involuntaria. Además, era algo completamente nuevo; relaciones serias, sólo tuvo una, pero amantes casuales, habían sido muchos y por ninguno sintió esa atracción desmesurada. Su deseo por JungKook era insólito, así como sentir celos por él, lo era también.
Al gozar de una rebosante seguridad en su personalidad, era muy sencillo para el rubio poder cautivar y meter en su cama a quien fuese y quisiera. Nunca ha habido nadie que le dijera que no o intente resistirse a sus encantos tal y como JungKook lo estaba haciendo o, mejor dicho, como él pensaba que lo hacía. Cuando lo vio con MinGyu se quebró un poco de su seguridad que lo caracterizaba y eso era lo que temió durante mucho tiempo. No quería enamorarse de alguien al grado de perder el control de sus emociones o dejar de ser él su mayor prioridad. No quería que su carrera profesional se viera afectada por su aparente bajo estado de ánimo. No fue difícil decidir estar soltero por un largo tiempo, lo difícil era no caer ante un delirante castaño que amenazaba con cambiar el sentido de su vida. Y lo más curioso, es que le emocionaba, pero a la vez le confundía.
Cuando el sol iluminó todos los rincones de su cuarto despertó aún con esa sensación amarga que parecía no se iría en el resto del día. Mientras cepillaba sus dientes pensaba que, sólo por ese día, dejaría que sus sentimientos crudos lo ahogaran. Planeaba estar toda la tarde acostado en su cama viendo películas o intentando dormir. Pero cualquier indicio de tristeza desapareció en cuanto JiHyun le informó que JungKook estaría a las siete de la noche en la casa para cenar con la familia. Aquello fue una inyección de vitamina completamente necesaria para dejar su cama y olvidar su insípida depresión. Ahora tenía un motivo y le causaba bastante calidez saber que tendría una segunda oportunidad.
—¿Y vendrá solo? —inquirió el rubio con curiosidad.
—Supongo—se encogió de hombros—¿Tú y él tienen algún tipo de relación?
—¿Qué? ¿Por qué me preguntas eso? —fingió estar relajado.
JiHyun compartió tiempo suficiente con JungKook como para estar al tanto de los cuadros que exhibió en la galería la noche anterior, aunque éste no fue completamente sincero con el menor, pues aún había cierta vergüenza por los motivos que lo llevaron a crear todas esas pinturas. Sin embargo, JungKook expresó el cariño y el evidente interés que tenía por JiMin y no sólo a JiHyun, también a YoungSoo y HyoRi quienes, por alguna razón, lo recordaban. Sabían que lo vieron en el parque las veces que llevaban a sus pequeños hijos a jugar. Precisamente por eso y como muestra de agradecimiento por el gesto tan noble que JungKook tuvo con su hijo menor, lo invitaron a cenar en su casa. Obviamente el castaño no lo pensó dos veces. Quería ver a JiMin y poder explicarle lo que vio. Estaba seguro que esa fue la razón por la que escapó de la galería.
También la pasó mal durante esa noche sin poder sacar al rubio de sus pensamientos ni tampoco de sus sueños. El resto de la velada dejó de importar cuando el pequeño se fue. No le causó alegría ver como sus pinturas se vendían, aunque intentó mantener una buena expresión por sus dos protegidos que aún lo necesitaban de pie. Sólo eso lo mantuvo a flote y después de recibir la invitación a la casa de los Park, sus emociones se quedaron quietas un momento. Pero el deseo de verlo y tenerlo aún persistía. Estaba muriendo por besarlo y sus sueños le dieron una probada de eso; estaba consciente que todo estaba en su mente, pero poder deleitarse con los labios de Park JiMin que llenaban a su corazón. Todavía en la mañana conservó la sensación de haberlo tenido entre sus brazos, disfrutando de cada gemido que salía de su dulce boca. La expresión en su rostro al ser deliberadamente tocado por sus manos que lo recorrían en un sinfín de movimientos que a él le provocaban mucho placer. Eso era lo más cerca que lo tuvo y lo que provocaba mucha inquietud en su interior mientras desayunaba con sus padres quienes platicaban animadamente sin que él estuviera al tanto de esa conversación.
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Siempre Tú (Kookmin)
FanfictionJungKook creía tener todo y ser feliz con eso, hasta que, por "casualidad", se reencuentra con JiMin, un chico del cual estuvo enamorado en la secundaria, pero que jamás le correspondió por la forma tan obsesiva y pasional en la que intentaba llamar...