—Necesito que vengas tres veces por semana y disminuyas la dosis de tus medicamentos.
—¿Enserio ya me puedo ir?
—¡Tranquilo! No te librarás de mí tan fácilmente.
El día tan ansiado por fin había llegado, aunque de manera inesperada, pero era demasiado grato para JungKook saber que podía continuar con sus terapias fuera del centro de rehabilitación. Sus emociones y el semblante que tenía eran completamente diferentes de cuando llegó ahí hacía mes y medio. Incluso él mismo podría apostar a que estaba recuperado, pero el doctor consideró que, sólo por precaución, continuara con las sesiones, pero desde su perspectiva el castaño estaba listo para retomar su vida normal.
Había muchas cosas por hacer de su lista, pero, principalmente, concretar su segunda galería en Busan. HoSeok había venido con buenas noticias sobre haber encontrado a una chica que era sumamente talentosa. La encontró en una tarde mientras corría por el parque. Dibujaba a las personas para ganar dinero y enseguida llamó su atención por el hecho de que lo hacía en poco tiempo con trazos que eran casi perfectos. Era como un talento callejero, pero poseía todo lo que necesitaba para ser reconocida en todo Corea. Pero aún faltaba encontrar a alguien más. Aunque JungKook ya tenía a una persona en su lista que radicaba en Busan y, definitivamente, quería encontrar a alguien de su ciudad natal.
Los primeros días se concentró en su galería de Seúl y en terminar los cuadros inconclusos que dejó aquella vez cuando desfallecía por JiMin. Mantuvo su mente ocupada tal y como le pidió su doctor, aunque, por las noches, todos sus pensamientos eran acaparados por el rubio. Imaginaba muchas cosas, desde cómo sería su reencuentro, los miles de escenarios por vivir en una historia de amor, hasta sueños bastantes húmedos que eran completamente involuntarios, sin embargo, aunque no podía negar que deseaba en demasía poder tenerlo en su cama, los impulsos que antes lo atormentaban ya no aparecían más. Se podría decir que ahora sólo era un comportamiento normal de una persona enamorada. JungKook estaba bien y seguramente estaría mejor.
Había querido la compañía de Irene para viajar a Busan, como de costumbre, pero esta vez se limitó a hacer sus cosas solo. Desde que le comentó que había iniciado una especie de relación con NamJoon, se hizo a un lado para darle espacio y así pudiera disfrutar de todo lo que estaba descubriendo, aunque sabía perfectamente que no pasaría mucho tiempo más hasta que ambos decidieran formalizar su relación. La veía tan feliz y radiante que no quería arruinar su momento. Pero tenía curiosidad de conocer a aquel chico que llevó a la pequeña castaña a cambiar ciertas cosas de su vida, por ejemplo; su trabajo. Tanto era su deseo de pasar tiempo con él que disminuyó considerablemente sus salidas para realizar ventas de mansiones. Algo que nunca hizo con é, y no le molestaba, al contrario, le daba gusto ver que, por primera vez, dejaba su trabajo de lado para concentrarse en su vida personal.
Llegaría por la tarde a casa de sus padres en cuanto terminara de acomodar su galería. Su bodega estaba llena de cuadros de JiMin sin saber exactamente qué uso darles. HoSeok le sugirió que los mostrara en su siguiente exposición, pero no estaba muy convencido. Supuestamente para su siguiente oportunidad quería usar de inspiración a su madre, pero sentía que no tendría el suficiente tiempo de crear más de un catálogo completo. Un par de días lo intentó, pero nada llegó a su mente y, en su lugar, terminaba pintando más cuadros de JiMin. De él si tenía varios catálogos, pero quería pensarlo mejor.
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Siempre Tú (Kookmin)
FanfictieJungKook creía tener todo y ser feliz con eso, hasta que, por "casualidad", se reencuentra con JiMin, un chico del cual estuvo enamorado en la secundaria, pero que jamás le correspondió por la forma tan obsesiva y pasional en la que intentaba llamar...