A JungKook sólo podría importarle una persona en esta vida. No existía nadie más para él que valiera la pena o con el suficiente poder de hacerle perder la cordura, literalmente. Había olvidado que hace unos instantes estuvo con MinGyu y que éste lo besó inesperadamente. Su único propósito era recuperar a JiMin. No podía perderlo por un mal entendido estúpido y se culpaba una y otra vez por no haber frenado desde un principio la situación. Maldecía frente al volante al no poder ir más rápido, pero sin perder de vista el taxi donde iba el pequeño quien sufría en demasía tratando de ocultar su rostro para que el conductor no viera que iba llorando. Aunque a veces no podía evitar que saliera un sollozo de su boca. No paraba de repetir aquella imagen en su cabeza; los labios que tanto deseó eran tomados por alguien más y ese alguien lo permitía. Claramente no se quedó hasta el final. Incluso se sentía cobarde por no haber enfrentado a ambos. ¿Pero de dónde sacaría la fuerza para hacerlo, si en ese momento sintió que moría y caía al suelo?
Fue un trayecto difícil para ambos. Cada minuto que pasaba era una cuenta infernal que parecía no avanzar y el tráfico de la ciudad no ayudaba mucho. JungKook pensó en salir de su auto para sacar a JiMin del taxi y entonces sí, llevarlo con él por la fuerza. Pero al final sabía que era una locura. Casi se cumplía una hora hasta que llegaron al edificio donde estaba el departamento del pequeño quien se escabulló rápidamente hacia adentro sin imaginarse que JungKook nuevamente lo acechaba.
A ambos se les salía el corazón del lugar al no poder tenerse cerca y mientras uno subía por el elevador el otro corría por las escaleras de emergencia para poder interceptarlo. Y justo cuando llegó al piso de JiMin que recordaba a la perfección, éste cerró la puerta con un golpe sonoro. Aventó sus cosas y se echó en su sillón para llorar desconsoladamente, aunque no pasó mucho tiempo para que el sonido del timbre lo interrumpiera; era un momento de adrenalina para el castaño y deseaba con todas sus fuerzas que le abriera y así fue; el rubio pensó que se trataba de TaeHyung, pero al final se encontró con esos ojos que tanto le gustaban, preciosos y oscuros como la noche, como la maldita fría noche que te envuelve y, justamente en ese momento, sucedía así, aunque ahora tenían ese brillo peculiar que anunciaba un llanto aproximándose amenazadoramente.
JiMin quiso cerrarle la puerta en la cara, pero Jung Kook no lo dejó al invadir su recinto de manera violenta que hizo retroceder al rubio con un poco de miedo dentro de él. Pero el castaño se lo prometió a sí mismo, y aunque ahora estaba haciéndolo sufrir, no se iría hasta que escuchara lo que tenía para decirle.
—Vete—dijo el pequeño con un hilo de voz.
—No—respondió con decisión y voz quebrada—No hasta que me escuches.
—¿Y qué me vas a decir? ¿Qué ahora lo quieres a él?
—¿Pero qué cosas dices?
Intentó acercarse, pero el rubio volvió a retroceder. Para ese momento, JungKook se sentía muy frustrado y le causaba mucha impotencia verlo llorar así y no ser capaz de resolverlo al instante. Pero no decaería, tendría que intentarlo hasta al fina y la única manera en que saldría de allí era a patadas, de lo contrario no se iría.
—¿Por qué me haces esto, JungKook? —decía el rubio sin poder contener el llanto—Lamento mucho lo que te hice en el pasado, pero tú mismo lo provocaste.
—¡Ya lo sé! ¡No es tu culpa! ¡Nada fue tu culpa!
—¡Maldita sea! ¡¿Y entonces?!
JiMin lo rodeó para alejarse de él y fue hacia el sillón sintiéndose sumamente desesperado. Ahora estaba cansado y lo único que quería era descansar, pero tal parecía que sería una noche larga.
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Siempre Tú (Kookmin)
FanfictionJungKook creía tener todo y ser feliz con eso, hasta que, por "casualidad", se reencuentra con JiMin, un chico del cual estuvo enamorado en la secundaria, pero que jamás le correspondió por la forma tan obsesiva y pasional en la que intentaba llamar...