Capítulo 4.

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– Yo quiero algo contigo
– ¿Una relación o solo algo casual?
– ¿Casual?
– Sexo sin compromiso – Se tensó de golpe, tragó saliva muy rápido
– No, una relación
– ¿Alguna vez has tenido sexo? – Se quedó callado un momento – ¿Eres virgen todavía?
– Yo...si – Murmuró bajito, bajando la mirada
– Que no te avergüence serlo
– ¿A qué edad tu perdiste la tuya?
– A los dieciséis
– Wow. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde tu última...aventura?
– ¿Aventura?
– Si, me refiero a...tener... – Hablaba muy pausado, no podía encontrar las palabras
– ¿Te refieres a que cuándo fue la última vez que tuve sexo?
– Si, algo así
– No es algo así, es así como es
– Bien
– ¿Te da pena hablar de estos temas?
– Un poco
– El sexo es normal, y más entre personas de nuestra edad
– Yo todavía no he tenido nada
– Lo noté – Di un trago de cerveza – La última vez que tuve sexo, fue hace cuatro semanas
– ¿Con quién?
– ¿Por qué tanta pregunta?
– Curiosidad
– Ajá. Mira, Christopher, vamos a aclarar algo
– Bueno
– ¿Tu quieres tener sexo conmigo o una relación con sexo?
– Yo...
Se quedó callado, por mucho tiempo, no encontraba la respuesta. Bueno, igual no tenía prisa. Solamente que ya estamos grandes, osea. Si quiere algo me lo tiene que pedir.
Dieron las seis y yo me tuve que ir, tengo que trabajar. Así que lo deje a su casa, diciéndole que cuando tuviera una respuesta me mandara mensaje o que me avisará. No le agrado mucho la idea, pero la acepto.

En la noche, en el trabajo, mientras estaba sirviendo tragos y cocteles para los clientes. Un chico, de cabello negro corto, rostro blanco y cuerpo de adolescente adulto, una voz grave y suave al mismo tiempo. Vestido de playera blanca con estampados negros y una chaqueta negra. Se sentó en la barra, mostrando una linda sonrisa de inocente
– Hola
– Hola, ¿Qué desea tomar hoy?
– Un mojito, por favor
– En un momento – Preparaba su trago, al parecer está solo
– ¿Y qué tal tu día?
– Bien, gracias, ¿Y el suyo?
– Puedes hablarme informal, está bien. Somos jóvenes y ya nos habíamos visto
– De acuerdo – Le di su trago con una servilleta – En ese caso, ¿Cuál es tu nombre?
– Omar Denaly , ¿El tuyo?
– Andrés Sandoval
– Bonito nombre
– Gracias, ¿Vienes solo?
– Si, mi novio no quiso venir conmigo
– Que mal
– Si, pero igual me puedo divertir solo, además quería verte otra vez – Le dió un trago a su bebida, mientras me miraba con ojos de bobo enamorado
– ¿Y a mi por qué?
– Me llamaste la atención, eres un chico muy atractivo
– Gracias
– André – Me llamo un compañero
– ¿Mh? – Volteé a verlo
– ¿Me puedes preparar cinco margaritas para la mesa tres?
– Si, ya voy – Volví a ver a Omar – ¿Me disculpas un momento?
– Si, claro
Le sonreí, y preparare las bebidas. Después le di las copas en una bandeja circular negra. Cuando se las di, volví a conversar con Omar.
– ¿Y qué más me cuentas de tu vida?
– Estoy repitiendo año en la escuela, llevo un año saliendo con mi novio, tengo diecinueve años, vivo con mis padres, tengo dos hermanos y ya, ¿Tu?
– Vivo con mi padre, aunque estoy pensando en vivir con mi madre, soy hijo único, estudio ingeniería química, tengo veinte tres años y trabajo aquí en el bar
– ¿Por qué vas a vivir con tu mamá? Si no es mucha indiscreción
– En la casa de mi padre están dos personas que me hicieron daño
– Lo siento
– No importa, ya lo supere, además todo el tiempo los insulto
– ¿Tu padre que opina?
– Que no me vaya de la casa, al parecer está bien con que ellos vivan allí
– Eso es muy cruel, para alguien tan sexy como tú, no merece que lo traten mal
– ¿Tu crees?
– Por supuesto. Solo mírate. – Recargo sus antebrazos en la barra, mirándome fijamente, muy cerca de mi rostro, retrocedí mi rostro unos centímetros – Eres sexy, tus brazos son delgados pero musculosos, tu rostro es hermoso, cabello café oscuro, ojos igual del mismo tono. Tu cuerpo se ve tan apetecible con ese traje, sin duda alguna eres perfecto

Trague en seco, pero le sonreí con picardía, este chico si que está loco por mi, aunque tenga a otra persona, él se muere por mi.
– Te mueres por mi, ¿Cierto? – Le hablé con seducción
– No tienes idea
– ¿Y por qué estás con alguien que no es como yo?
– Es lo que me he preguntado desde que te vi
– ¿Lo dejarías por mi?
– Vaya que si, rompería las reglas por ti
– ¿Tanto es tu deseo?
– No dejo de pensar en ti, cuando tuve sexo con mi novio, pensaba en ti
– Eso es muy cruel
– Lo sé, pero me gusta
– No debería porque tú ya tienes novio, pero si a ti no te importa, entonces menos a mi
– ¿Y qué harás al respecto? – Acerqué mi rostro al suyo, susurrando en su oído con voz grave pero seductora – Quiero llevarte a los vestidores privados y follarte tan duro, que olvidarás fácilmente al idiota de tu novio – Su rostro ruborizado, pero con ojos llenos de deseo, con una sonrisa burlona
– ¿Y qué esperas? – Fue su respuesta
– No tomes todo tan deprisa, hay que caminar y luego correr
– A mí me gusta correr
– Te gusta el peligro
– Me encanta
– Dime, ¿Qué es lo que quieres?
– Lo quiero todo

Presente actual.

– ¿André?
– ¿Qué?
– No respondiste la pregunta

Parpadee repetidas veces, mire a mi alrededor. Había olvidado que todo eso ya pasó. La comida ya había acabado y nos trasladamos al sillón circulan de color negro, ahora con copas de alcohol y botanas en la mesa de cristal con adornos florales.
– ¿Estas bien? – Preguntó Dylan, tocando mi frente
– Perdón, yo recordé el pasado
– Está bien
– Respondiendo a tu pregunta. Los dos me dijeron que querían algo conmigo. Bueno, Christopher no se decidía si quería una relación o sexo sin compromiso, le costaba mucho decirlo, le tomo días darme su respuesta, aunque no sirvió de mucho. Pero Omar fue más directo, él si me dijo lo que quería desde un principio. Lo quería todo conmigo, a él no le importaba engañar a su novio, pero nunca fue suficiente, ni para él ni para mí
– Entonces la pregunta cambia
– ¿A cuál?
– ¿A quien de los dos le dijiste que si a todo?

Continuará...

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