Capítulo 28.

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Bueno, la historia se volvió a repetir, solo que está vez esperaba que fuera diferente. Habría más comunicación, más apoyo, más todo lo que nos faltó la primera vez que empezamos está relación y tan rápido como terminamos por cosas sin sentido o por simples malentendidos absurdos que no tenían nada que ver con una cosa y la otra. Celos de por medio, que eran innecesarios yo diría. La verdad es que ambos teníamos la culpa, pero éramos demasiado orgullosos para admitirlo. Bueno, al menos yo. Omar si lo acepto, pero le tomo tiempo asimilarlo, claro. Es un chiquillo de 19 años. ¿Qué va a saber él sobre el amor? Bueno, honestamente yo tampoco lo sé. Pero supongo que está vez voy a intentar enamorarme de él tanto como él dice que me ama. Aunque la verdad, no sé cómo hacerlo. Jamás me he enamorado, al menos no en serio y menos de un niño que hace un par de meses tuvimos la grandiosa idea de romper debido a que éramos tan tóxicos el uno con el otro. Jamás pude comprender cómo es que eso paso. Estábamos bien, pero todo se fue al vacío. No supe en que momento. Solo sabía que está relación se estaba acabando poco a poco. Debo admitir que ahora que tenemos una relación supuestamente estable, me sorprende que hayamos durado tanto. ¿De qué estoy hablando? Solo llevamos...¿Qué?...¿Un mes y medio? Es tan poco tiempo para decir eso, además no es como que haya cambiado muchas cosas en realidad entre nosotros. Ha habido algunos cambios, si. Pero otros siguen igual que antes. Me puedo acostumbrar, es claro, lo hice antes, lo puedo hacer ahora, sin ningún problema...si todo está relativamente bien ahora...¿Por qué...tengo el presentimiento de que todo saldrá mal? Peor que antes...¿Por qué? ¿Quién de los dos será el que termine lastimado está vez? Tengo muchas preguntas y no logro encontrar la respuesta. No, no. Tranquilo Andrés. Tu puedes manejarlo. Solo hay que hacer las cosas bien y nada pasará. A menos claro que...alguno de los dos...termine lastimado al otro...

– ¿Sabes? Llevo media hora escuchando esa misma frase una y otra vez. Ya pará Andrés – Menciono Oscar de repente que íbamos camino al estacionamiento de motocicletas
– Lo siento, creí que estaba hablando con mí mente
– Pues no. Estoy aquí y he escuchado todo que hasta me tienes un poco harto
– No dejo de darle vueltas al asunto
– Ya lo noté
– Dime tu, ¿Qué harías en mí caso?
– Conseguirme otro chico y no volver con mí ex a seguir en una relación tóxica. Aunque ambos digamos que todo irá bien. La mayoría de las veces no siempre suele ser así. Por tu bien, espero que todo salga bien. No quiero verte deprimido otra vez
– Yo también espero que eso no pase

Deseo en lo más profundo de mí alma que todo salga bien.

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Tres meses después...

Lo deseé en lo profundo de mí alma, mis amigos implotaton que no saliera lastimado. Trate de que las cosas funcionarán. Pero ahora estamos peleados de nuevo. Pareciera que todo entre nosotros está en nuestra contra para que estemos bien. No es algo que me sorprenda. Pero ya colmó la paciencia.

– No voy a discutir contigo otra vez por lo mismo, Omar – Declaré antes de que me fuera a la escuela.
Hubo varias ocasiones en las que Omar pasaba las noches aquí conmigo, que en su casa, porque peleaba con su hermano mayor. A veces creo que él me odia por ello.
– No me has aclarado que es lo que está mal
– Tu no tienes el más mínimo derecho de reclarme por estar con un grupo de chicas. Ya te lo dije, es por trabajo escolar. No tienes porque estar celoso de todas ellas, cuando yo solo estoy trabajando
– ¿En serio? ¿Y por qué todas parece que les gusta tocar tus brazos? – Su tono de voz era de alguien celoso, tóxico y hasta caprichudo
– ¿De qué estás hablando?
– Todas las chicas de tu grupo de trabajo, siempre te están tocando los brazos, todas y tú no les dices nada
– ¿Acaso me espías? O ¿Mandaste a alguien a espiarme?
– Tal vez
– No deberías hacer eso. Se supone que nos tenemos confianza
– No se nota con esas chicas
– Entonces empieza por alejarte de esas chicas
– Me iré a la escuela

Molesto y de mala gana. Me dio permiso para irme. Si por él fuera me dejaba encerrado. Pero no tiene ese valor. Por alguna razón, algo lo detiene.

Estando en la escuela, a la hora del receso, volví con las chicas. Son cuatro en total. Cada una es mi amiga, claro que al conocerlas no fue de la manera correcta, pero hubo buenos términos para ello.
– ¿Qué tienes, Andrés? – Pregunto una de ellas, Sindy
– Mí novio y yo otra vez volvimos a discutir
– Deberías dejarlo
– No sé cómo
– Podemos ayudarte a dejarlo
– No, gracias
– ¿No quieres o no puedes?
– Las dos
– Tienes que elegir una, André
– No sé cuál y además ya me tengo que ir
– ¿Tan rápido?
– Si. Tengo que trabajar
– Bien, con cuidado
– Te acompaño a la puerta

Estando en afuera de su casa. Me estaba poniendo mis guantes y antes de que me pusiera el casco. Sindy me preguntó algo
– ¿Por qué volviste con él?
– ¿De qué hablas?
– Debe de haber una razón para que tú volvieras con él
– Solo le di una oportunidad
– ¿Le creíste que cambio?
– Si. Pensé que si lo había hecho
– Personas así como él no cambian y menos por alguien que según dicen que aman
– ¿Y qué hago? ¿Termino con él otra vez y que se repita la misma historia?
– Estabas bien antes de que lo conocieras
– ¿Bien? Ir de fiesta y acostarme con el primero que me encuentre y seguir en la escuela como si nada. ¿Eso es estar bien?
– Es mejor que estar molesto todo el día por una discusión estúpida que un niño de su edad no entiende. Y que hace que estés de mal humor durante toda la jornada de la escuela. Tus amigos no tienen la culpa de que ese niño te esté molestando todo el tiempo y que además exija cosas que no le puedes dar.
– ¿Cómo qué?
– Tiempo
– ¿Qué?
– No todos tenemos tiempo suficiente para nuestras parejas. Eso llega a ser un problema, trabajar y estar en la escuela consume todo el día. Y a nadie le gusta que nada más le dediques un día a la semana a tu pareja.
– No puedo dejar el trabajo
– Nadie te lo pide, André
– ¿Y qué hago?
– Déjalo. No te está haciendo bien
– Ya lo intente
– Entonces usa otro modo para que entienda que tú ya no lo quieres
– ¿Engañandolo con alguien que odia?
– Esa podría ser una opción. ¿Conoces a alguien que odie que esté junto a ti?
– Esa persona se fue a otra ciudad y no sé cuándo va a volver
– ¿Alguien más?
– Creo que no
– Busca a alguien que lo odie y con eso
– ¿Crees que funcione?
– Tal vez
– Bueno. Lo voy a pensar
– Vale. Nos vemos

Me abrazo y luego me puse el casco y me fui a casa. Pensando en muchas cosas.

Continuará...

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