Había comenzado con un abrazo. Un abrazo que no significo nada, no me volvió hablar después de eso. Siguió con su vida, como si nada. Yo seguí con la mía. No esperaba que cierta persona fuera a ver ese momento. Pero lo que fue peor, es que me reclamo, como si él y yo fuéramos pareja.
– ¿Por qué te encontré abrazando a alguien más?
– ¿De qué hablas?
– Te vi con alguien más, abrazándolo
– Okey. Creo que eso no te incumbe
– ¿Por qué no?
– Porque tú y yo no somos nada, tú y yo terminamos. No tienes algún derecho a qué me reclames
– ¿Y eso qué?
– Omar. Tu y yo terminamos. No tienes algún derecho de andar reclamando me
– Pero...
– No tienes remedioUn día, fuimos de excursión a un museo de antigüedades. Mientras me entretenía viendo una escultura antigua, note que alguien se acercaba, no le tome importancia, hasta que me habló, fue cuando volteé a ver a esa persona. Ahí estaba Erick, sonriéndome
– Hola
– Hola, ¿Qué haces aquí?
– Vine de visita, es mi día libre y quería explorar las maravillas de la ciudad
– Muy bien
– ¿Y tú?
– Excursión
– Genial
– Si
– ¿Entonces funcionó lo que te dije el otro día?
– Me encontré con mi ex, eso basto para que me dejara en paz un rato
– Okey
– No te enojes
– No estoy molesto. Sabía que algo así pasaría, te encontrarías con algún ex, tu amigo se enojaría, se pondría celoso y bueno. Eso basta para que todo se acabará
– Bueno, más o menos eso pasó
– Okey
– ¿Pero igual seguiremos siendo amigos?
– Claro, y cuando quieras un desahogo sexual, también
– Jajaja está bien, gracias por la oferta
– De nada
– Te ves bien hoy – Está vestido con unos jeans blancos, tenis negros y una camisa morada con líneas grises
– Gracias
– ¿Hay algo que vas a hacer el sábado?
– ¿Estás invitándome a salir?
– Si, una cita, tu y yo
– ¿Por qué?
– Cómo una disculpa por haberme aguantado tanto el día que nos conocimos
– Jajaja, ¿Una disculpa?
– Sentí que debía algo por pagar el hotel y sin tener si quiera algo de acción
– Si, fue una lástima. Ese día estabas ebrio y yo estaba con ganas de tener algo más que solo tú número
– Por eso es la cita. Yo invito
– ¿Tú vas a pagar?
– Tengo dinero, puedo llevarte a todos los lugares que tú quieras, conduzco una motocicleta
– Jajaja. Esta bien. Acepto la cita. Solo déjame checar la agenda
– Okey. Avísame cuando será
– Lo haré. Por ahora, debo volver
– Yo igual, debo ir con mis amigos también
– Okey. Nos vemos después
– ClaroNos miramos un momento a los ojos. Miraba sus labios, me daban ganas de besarlos. Hasta que me leyó la mente Erick y me robo un beso. Poniendo sus manos en mis hombros, besándome tan tranquilo. Yo le correspondí el beso, atrayendo su cuerpo más hacía mi. Colocando mi mano en su espalda.
Después de separarnos, sonreímos como bobos y antes de irnos. Me habló con un tono dulce
– El sábado tengo baile, si quieres esa noche puedes venir
– Estaré en primera fila para verte
– Okey, te veo entonces
– Hasta el sábado
– Adiós
– AdiósCada uno se fue con sus amigos. Cada uno se fue, con el deseo de vernos el sábado.
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Es sábado en la noche, pedí que me cubrieran en el bar. Me vestí con jeans azules rasgados de las rodillas, tenis blancos, playera negra, camisa blanca y una sudadera delgada gris. Tome mi casco, me sube a mi motocicleta y fui al treibol.
Ahora que estoy sobrio y en mis cinco sentidos. Puedo apreciar y observar como es el lugar. Antes no lo había hecho, estaba en mal estado esa noche.
Un lugar con colores rojos y oscuros, luces azules, rojas y blancas. Poniendo en ambiente el lugar. Dónde hay pistas de baile con tres tubos cada una, al rededor de estás, hay sillas rojas con una mesa de vidrio para las bebidas. Me senté en una de las pistas. Específicamente donde me pidió Erick que me sentará. Las chicas que son las camareras usan ropa exótica, vestidos ajustados que se acoplan a su cuerpo, reluciendo sus pechos y sus caderas. Todas con colores negros o azules marino, perdiéndose entre el local.
Pedí de tomar, un mojito, al probarlo, me pareció muy fuerte, así que para no perder la cordura tan pronto. Lo tome con tranquilidad, esperando ansiosamente la entrada de Erick.
Hasta que se empezó a llenar el lugar de más personas, la mayoría mujeres, muy pocos hombres. Es como dio inicio el show.
Una presentadora empezó diciendo de manera muy tentadora "Damas y caballeros, esta noche tendremos un show muy especial, dedicado a un hombre muy importante en la sala. Este baile está hecho por uno de nuestros mejores bailarines, démosle la bienvenida a D.K."
Las luces empezaron a apagarse, para luego alumbrar a una silueta muy conocida para mí, debajo de una luz roja al fondo de la pista. Usando una música erótica.
Caminando hasta llegar al tubo del principio de la pista. Colocando sus manos en el, vestido con tenis rojos de bota, jeans blancos, rasgados de las piernas, con un chaleco negro de traje abierto. Mostrando su pecho.
Bailaba con un gran erotismo, moviendo las caderas de un lado a otro, con medio cuerpo hacia atrás, sonriendo de forma provocativa. Se subía al tubo, baja, se acostaba en el suelo, para bailar usando su cintura, las rodillas y el trasero lo movía de arriba a abajo. Debo admitir que me dieron unas inmensas ganas de amasarlo y cogerlo tan duro por detrás. Las personas al rededor, le daban dinero o le ponían dinero en su cuerpo. Si no era en los bolsillos de sus jeans, era en su chaleco. Su mirada coqueta, perversa y laciva, que solo me dedicaba a mi, debajo del antifaz negro con plumas, me decía "Házme saber que soy tuyo".
Tuve una idea muy loca. Cuando volvió a bailar al suelo, las personas volvieron a ponerle dinero, esta vez, yo me uni, pero de una forma diferente. Me puse un billete en la boca, me levanté de mi asiento colocando mis manos en cada lado de su cara. Con una sonrisa sancorrona, le puse el billete en su boca. Erick abrió la boca y tomo el billete con una risa traviesa. Cuando me aleje, él se levantó y decidió bajarse del escenario para estar frente a mi, bailandome.
La mayoría del público se emociono, luego del pequeño baile. Se subió al escenario a acabar su acto. Luego se fue, debajo de las cortinas, vi que me guiñó el ojo, con una señal que me hizo en con su mano. Dando a entender que quería que lo siguiera y eso hice. No al momento, pero si después de un par de minutos.
Pedí permiso para verlo, me dejaron entrar cuando mostré mi identificación y que Erick dijera que me dejaba pasar. Fuimos a su camerino, ahí dentro, cerramos con seguro la puerta.
Momentos después, me acerque a Erick, poniendo mis manos en su cintura, mirándolo a los ojos. Con voz grave y provocadora me acerque a su oído al mismo tiempo en que, de manera lenta y segura.
– Quiero arrancarte este chaleco de tu cuerpo
– ¿Y qué te detiene? – Provocándome al hablar, sus ojos me decían "soy tuyo"
– Te haré mío está nocheSonreímos con lujuria. Para luego besarnos, lo cargue hasta sentarlo en su mueble frente al espejo. Abriéndole las piernas, poniendo mi cuerpo en medio de ellas, besándole el cuello, manoseando su cuerpo, quitándole la ropa. Haciendo gemir mi nombre. Implorando más y más. Hasta que nos corrieron del lugar y fuimos a casa.
Continuará...
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Un Trato Por Conveniencia.
Novela Juvenil- "Oye, ¿Sabes cómo se llama ese cantinero?" - "Le dicen "Bar Man Calavera" - "¿Por qué?" - "Porque cuando te metes con él, estás condenado a sufrir un insoportable dolor, tanto que será suficiente para morir" - "Ah, ¿Si?" - "Yo que tú no me metería...