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Pasaron los tres días que me pidió no ir con él, Andre lo veía a diario pero no cruzábamos alguna palabra, agradecía que no nos parecíamos solamente en el color de ojos ambos los teníamos verdes, si tuviéramos un parecido estaríamos en problemas, sabía que me estaba observando, era una nueva oportunidad para él para que lo volvieran a meter a campo, fui a la oficina

-Jefe ¿ya puedo entrar?- me miró

-Claro- sali y fui directo a su habitación, estaba emocionado, le compre un chocolate que sabía que le encantaría, cuando abrí la puerta la sangre me hirvió, con todas mis fuerzas lo tome de la camisa quitándoselo de encima 

-Que mierda estas asiendo- estaba encima de mi rata frotándose contra él -Que carajos estabas haciendo pendejo-

-Necesito satisfacer me, aquí está este culo y apenas iba a meterme, espera tu tur…- golpe su cara con todas mis fuerzas haciéndolo caer

-NO LO VAS A TOCAR, ESCUCHASTE PENDEJO- me agaché a verlo, tenía los ojos cerrados -Rata…..rata….rata, estoy aquí- le susurre

-Y TU QUIEN ERES QUE ME LO VA A PROHIBIR- iba abalanzarme contra él

-Que diablos pasa aquí- entro Chávez y detrás de él estaba Andre

-Este imbécil, que no me dejó disfrutar-

-¿Disfrutar?, ¿Qué tuerto?, ¿Qué pensabas hacer?- lo cuestionó

-Jefe tenemos necesidades y estaba caliente- estaba enfrente de mi rata, si no fuera porque Chávez se le acercó y lo miró, golpearía al pendejo de Tuerto pero no dejaría que Chávez tocara a mi rata, miraba que estaba haciendo

-Utiliza tu puta mano- le dije

-Si alguien tiene el derecho de cojerselo es Emilio- se alejó

-¿Qué?- dijo el tuerto, que carajos acaba de decir Chávez

-Tienes algún problema Tuerto- no contestó, giró a mirarme -Si no lo haces tú, dejaré que Tuerto lo haga- apreté la mandíbula

-Claro que lo hare- mire Andre que me miraba sorprendido, me agaché y él estaba como ido, besé detrás de su oreja -Perdóname- le susurré, acaricie su espalda, mis labios pasaron de su oreja a su cuello lentamente -No se van a salir, ¡CARAJO!- no le haría nada a mi rata necesitaba que se fuera

-Vámonos, dejemos los solos- vi que se fueron y me acosté a un lado de él, pero vi girar la perilla y rápido volví a mi posición simulando que estaba frotándome contra él

-Mierda ahora que- era Andre

-El jefe dijo que cuando acabarás fueras a su oficina- asentí, no podía descifrar su mirada, cerró la puerta pero me levante a ponerle seguro, me tire al suelo a un lado de él

-Perdóname- negó

-Prefiero que lo hagas tú, debes hacerlo antes de que pu….-

-Rata no voy hacerlo, no te tocaré, no te haré daño-

-Si no lo haces se dará cuenta, ese hijo de puta es inteligente- no lo haría, me estaba mirando, es terco pero no podía hacer -Hazme chupetones-

-¿Qué?-

-Hazlo, así vera que hiciste algo-

-Pero rata- era una solución pero me seguía sin agradar

-Hazlo Emilio, no quiero que otro me toque- asentí, no dejaría que el pendejo del Tuerto le ponga una mano encima, levante su playera dejando al descubierto su espalda baja, besé despacio, lami y succione, me pasé a su cadera, su cuello y por último su clavícula, mis labios tocaban delicadamente su piel, era la primera vez que mis labios besaban su cuerpo

HelsinkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora