Capítulo 25: El duque

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Hola preciosuras, ¿Cómo están?

Les dejo el mapa del mundo sobrenatural que hay en mi cabeza. Quizás añada más cosas con el tiempo, pero hasta el momento eso es todo. Las nuevas lectoras ignoren la imagen, empezaran a entenderla más adelante. 

Gracias por estar aquí. 

No soy buena creando cosas, pero doy lo mejor. Espero el mapa les ayude a entender un poco lo que hay en mi cabeza.

las amo.

Mont.

💜

La isla Cinaí estaba rodeada de una neblina bastante densa, podía ver sobre ella los árboles altos. Natalie e Isabella habían tomado los remos y nos acercaban a tierra firme. Yo estaba concentrada en los pájaros extravagantes y raros que volaban por encima del lugar.

—La neblina se debe a la humedad, parece un bosque tropical.

Eso lo tenia claro desde el día de mi sueño, sin embargo, no podía evitar el escalofrío que bajaba por todo mi cuerpo. Los nervios floreciendo desde mi interior.

En la revelación estaba usando una prenda bastante transparentosa de color blanco. De mis extremidades corrían gotas de agua e intentaba estúpidamente encontrar una salida. Entonces la vi, una chica de estatura promedio y mirada triste. En definitiva rondaba mi edad.

Un sonido se alza por encima de nosotras creando hondas sobre el agua y alejando un poco la niebla. El miedo se cuela en mi sistema y se me hace difícil tomar aire.

Recuerda lo que te dijo Liam.

Las sensaciones son transitorias, respira profundamente y evita recordar.

Ánimo Anne, no olvides que lo tendrás cuando regreses a casa. El rubio será tuyo. Ese pensamiento me calma, contengo la sonrisa.

—¿Qué fue eso? —pregunta Anahís en la parte delantera.

—Algún pájaro —responde Isa.

El bote choca con la arena segundos después y si Flora no estuviera neutralizada, sus poderes aumentarían un cien por ciento justo ahora. Estábamos en su hábitat natural.

Acomodo la mochila en mi espalda, tomo el arco y lo paso por mi cuerpo. El peso me da un poco de alivio. Las chicas bajan sin articular palabra alguna. El lugar está sumido en un silencio aterrador y asfixiante, las hojas de los árboles no se ven verdes sino negras. Las sombras se mueven entre los troncos anchos unos pasos más lejos de la orilla.

—Creo que debemos internarnos antes de que oscurezca —dice Isabella mientras avanza.

—¡Pero si ya parece de noche! —chilla Anahís.

La seguimos. Mi hermana desenvaina su espada, se encorva un poco cuando entramos a la zona frondosa, los varios tipos de plantas en la tierra nos cubren hasta las rodillas.

Respira...

—Estén alertas, nunca dejen de mirar a su alrededor —aconseja—. Los depredadores siempre acechan en la oscuridad.

Amando Al Beta © [ L. I. 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora