Capítulo 46: Final

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Para cada estrellita en mi cielo que hago llamar mis lectoras. Me hicieron recordar cada amor que viví. Y por supuesto, y lo más importante, cada desamor que inspiraron muchos personajes.

Mont.

💙

Me aferraba a las sábanas de mi cama tratando de aligerar el temblor de mis manos. Mordisqueaba mis labios nerviosa, sintiendo que colapsaría en cualquier momento.

Habían pasado seis meses y el clima estaba lo suficientemente agradable como para llevar a cabo una boda en el jardín trasero de mis padres. Además de que, hoy estaba cumpliendo veinticinco años.

Me levanto de mi cama y me dirijo al espejo grande pegado en la pared de mi antigua habitación. Guardo el gemido ante la sorpresa que me causa mi propio reflejo. Un vestido blanco abraza mis curvas y caderas. El velo que caía desde mi cabeza hasta el largo de la cola del vestido, me hacía lucir inocente, casi angelical.

Me voy a casar.

Por Dios, me voy a casar.

Hoy ocho de agosto, día de mi cumpleaños, sería de una vez por todas la señora Fox.

La boca se me seca, agito mis manos una y otra vez al tanto que voy de una esquina a otra. La ansiedad se apodera de mí, las lágrimas aparecen.

¡Voy a arruinar mi maquillaje!

El recuerdo del reciente sueño que tuve anoche me carcome aún más por dentro.

Había visto a Liam jugar con dos niños en el patio de sus padres. Un bonito niño de ojos rasgados y cabello oscuro perseguía a una niña mas pequeña, era preciosa y tan idéntica a él. Con sus cabellos rubios y largos. Sus abuelos miraban desde una mesa como se divertían, yo lo hacía igual, preparando una deliciosa limonada desde la cocina.

Era la primera vez que los veía desde cerca y tan claramente. Me había aprendido de memoria cada rasgo que mis ojos pudieron capturar. Sus risas y la forma en que sus cortas piernas trataban de huir de papá.

Estaba nerviosa, pero estaba lista. Estaba lista para ser esposa, mamá y por supuesto, el sol de Dhalia.

—¿Estás lista?—a la habitación entran mamá e Isa. Ríen ante mi salto asustado.

—Estás preciosa, hermanita—la pelinegra se acerca. Sus mejillas se han ruborizado y contiene sus lágrimas. Últimamente se la pasaba más en congresos de la universidad que aquí. La galería de arte junto al grupo estudiantil en honor al monarca fue todo un éxito

Algunas manadas del país solicitaron ver las obras de arte y aquello la había llevado de visita al castillo. No se veía del todo satisfecha pero sabía que pronto lograría su objetivo. Además de que yo había soñado con una coronación bastante escandalosa. Ese lugar iba a arder y muchos saldrían heridos. Que el rey se preparara.

—Mi hija más pequeña ya se va a casar—le sonrío.

Venían muchas cosas para Dhalia, en realidad para todo Seir, pero yo solo podía pensar en el rubio que estaba esperándome en el altar. Ya quería verlo para poder charlar con él después de la ceremonia sobre mi sueño. Quería decirle que tenía toda la razón, el niño sería el mayor.

Amando Al Beta © [ L. I. 1 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora